Espacio de opinión de Canarias Ahora
Sin móvil ni gobierno
Este fin de semana largo de puente descubrí lo bien que se vive sin teléfono móvil. El celular se me fastidió a primera hora del domingo y hasta el martes no pude ir a arreglarlo porque el lunes también fue festivo. Fueron más de 48 horas incomunicado, lo que me sirvió para disfrutar como un enano de paz y tranquilidad. Me sentí como un preso al que acababan de excarcelar. Recobré la libertad perdida hace años, cuando se me ocurrió comprar el primer móvil, y eso que fui de los que retrasó esa compañía hasta que pude.
Vivir sin móvil es lo más parecido a subsistir sin gobierno. Al principio tienes la impresión de que no puedes vivir sin él, te ahogas, te deprimes, te estremeces, te sientes mal, un bicho raro, una rara avis. Incluso tienes que pasar por períodos de agobio, con la sensación de que te falta el aire. Sientes ataques de ira, de pánico, piensas que el mundo se va a acabar.
Pero eso es solo al principio. Desde que superas la primera fase, la más agobiante, ya tienes pronto la sensación de que se vive mejor sin el móvil, sin gobierno, sin policías y sin ladrones.
Como ocurrió en Bélgica entre 2010 y 2011, que superó a Camboya en una peculiar marca. Los belgas estuvieron sin gobierno 541 días, pero el país no solo no se paralizó sino que el crecimiento, el desempleo y las cuentas públicas evolucionaron mucho mejor que con cualquier gobierno. Bélgica logró un récord mundial y encima su economía superó la media europea.
Por eso creo que a veces tener un gobierno en funciones es mucho mejor que aguantar a uno titular, como se ha demostrado en los más de cuatro años de Rajoy. Si lo llego a saber yo también habría comprado un teléfono móvil en funciones y del montón. Al fin y al cabo en esta vida todos tratamos de buscar la felicidad, aunque nunca lo logremos por culpa de los gobernantes y de los móviles de última generación que no nos dejan en paz.
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