Espacio de opinión de Canarias Ahora
No olvides 'Los Cocoteros'
En Gulemin la vida sigue igual. No hay trabajo, la gente pasa los días sin esperanza, pendientes de la transferencia de algún familiar para poder comprar comida. Tus hermanas viven ahora en el Aaiún, con tu madre, en una casa que están pagando con dinero que les manda tu hermano Suelim. Aquí hay algo de trabajo. Pero los saharauis seguimos siendo habitantes de segunda categoría. Este año han venido muchos periodistas, pasamos más de un mes pendientes de Lanzarote. Aminatu Haidar, ¿la recuerdas, alguna vez hablamos de ella ?, estuvo en huelga de hambre en Lanzarote, los marroquíes la habían expulsado. Al final gracias a la presión internacional la dejaron regresar, muchos periodistas se acercaron al Aaiún para conocer la vida de Aminatu.
Lanzarote, cada vez que oigo el nombre de esa isla me pongo a soñar. Pienso qué hubiera pasado si tú hubieras sido uno de los supervivientes de aquella patera. Si tú hubieras sido uno de los seis jóvenes que se pudo agarrar a la tabla de surf de Cristhian Hunt y llegar a vivo a la playa de Los Cocoteros. Pero no se cumplió tu sueño, y fuiste uno de los 25 muertos que se tragó el mar. Suelim tuvo que reconocer tu cadáver, y te pudo acompañar a el Aaiún. Gracias al dinero del cabildo de Lanzarote pudimos enterrarte aquí, porque el gobierno de Marruecos sólo nos puso problemas. Los saharauis, ya te dije, somos de segunda categoría.
Hace unos meses Suelim vino de vacaciones. Estuvimos hablando muchas horas. Hablamos mucho de ti. De tu marcha silenciosa, de tus ganas de abandonar Gulemin. De la admiración que sentías por él. Tú también querías echar una mano a la familia. Por eso te marchaste aquella noche sin decirle nada a tu madre, por eso te montaste en aquella patera junto a otros 31 soñadores. Suelim nos decía: no olviden Los Cocoteros, piensen que la muerte es el precio más alto, no cometan el mismo error que Bachir.
Dice Suelim que a lo mejor si llegas a sobrevivir tampoco se hubiera cumplido tu sueño. Quizás te hubieran metido en un centro de menores, quizá te hubieran mandado a pasar frío a una residencia de alguna ong de España. Quizás te hubieran aplicado la nueva Ley de Extranjería, que distingue entre los menores africanos y los del país. Quizás la consejera de Bienestar Social o el presidente del gobierno canario no se hubieran mostrado “consternados” por tu muerte, sino por tu vida, y hubieras sido uno de los motivos de pelea con el gobierno de Zapatero. Quizá tu vida sólo sería más útil para los pleitos políticos de ellos, pero estarías de centro en centro, sin poder ayudar a tu gente en la distancia. Y así pasarían los años hasta que con la mayoría de edad te verías en calle sin papeles. El otro día el gobierno de Madrid echó a la calle a un joven africano porque decían que tenía 18 años. La embajada de su país decía que era menor de edad, pero al gobierno madrileño le importa un pito lo que diga la embajada de un país pobre.
Este lunes se cumple un año de la noche de Los Cocoteros. Algunos colectivos sociales realizarán actos en memoria de los 25 muertos. Hablarán de África, del drama que no cesa. Los que gobiernan no apuntarán esos actos en su agenda, están demasiado ocupados en otras cosas. Los periódicos canarios informan del juicio a los presuntos patrones que la patera que naufragó en Los Cocoteros. Algunos hicieron negocio con esa barca, vale. Pero ¿quiénes promueven el mayor negocio de todos? ¿No hay juicio ni cárcel para ellos?
No, Bachir, la respuesta es no. La familia real de Marruecos sigue empobreciéndonos a todos con sus negocios. Dentro de unas semanas Europa celebra una cumbre con el reino de Marruecos para mantener esos negocios, para seguir explotando los recursos saharauis, para mantener a Rabat como un interlocutor privilegiado, para seguir vendiendo armas españolas a Marruecos. Gracias a esos acuerdos la familia de Mohamed VI se hará cada vez más rica y nosotros cada vez más pobres. Igual que la familia de Teodoro Obiagn Nguema en Guinea Ecuatorial, que sigue ingresando el dinero del petróleo en bancos españoles, y comprando pisos en Canarias, pero ya ves, Bachir, los “mafiosos” que encarcelan en las islas son los que conducen las pateras, o los supervivientes de los naufragios.
Tiene razón Suelim cuando me dice “No olvides Los Cocoteros, todos tenemos que aprender de aquellas muertes”. Pero me da la impresión de que siempre tenemos que aprender los mismos, los que sólo podemos perder la vida, lo único que tenemos. Aquellos que soltaron lágrimas de cocodrilo al día siguiente de Los Cocoteros, aquellos que se sentaron en los primeros bancos de la iglesia en la misa por la tragedia, aquellos que se ponían delante de las cámaras de televisión para guardar un minuto de silencio por los 25 muertos y que después provocaron horas de ruido para sacar rentabilidad política, aquellos que después de Los Cocoteros han viajado a el Aaiún a hacer negocios con los que reprimen a nuestro pueblo...
Aquellos que más hablaron después de la tragedia no han aprendido nada de tu muerte, Bachir. Han seguido haciendo las mismas políticas y los mismos negocios. A ellos habría que decirles: “No olvides Los Cocoteros” y preguntarles qué han hecho para evitar más muertes desde entonces. No han hecho nada Bachir.Por eso cada vez que vuelve la noche de Los Cocoteros, cada vez que estás a punto de ser devorado por las olas del mar, la única mano que se ve es la de tu hermana, que siempre salta de la cama para salvarte pero se ve tan sola que sólo le queda echarse a llorar de impotencia...
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Juan GarcÃa Luján
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