Los parques nacionales

Saavedra se fue a Madrid a reunirse con el vicepresidente Alfonso Guerra. Le explicó que era absurdo tener las competencias en Medio Ambiente y no gestionar los principales espacios protegidos. Utilizó una imagen muy gráfica que no gustó nada al jacobino andaluz: “Es como si hubiera cuatro peñones de Gibraltar en Canarias”. La sinceridad de Jerónimo provocó en Guerra la misma reacción que sus actuales críticas en López Aguilar, no le hizo ni puñetero caso.

Una década después, en noviembre de 2004, una sentencia del Tribunal Constitucional declaraba que las competencias de los parques nacionales son de las comunidades autónomas. Curiosamente llevamos 15 años con presidentes autonómicos que se definen como nacionalistas, y no he escuchado por la boquita de ninguno de ellos ninguna frase tan rotunda como la de Saavedra y Gibraltar para defender esos traspasos. A este nacionalismo de romerías que eligió como himno nacional el arroró que nos duerme, parece que no le ha interesado mucho asumir las competencias de los espacios protegidos. Que los niños africanos y las flores silvestres las cuide Zapatero, que sólo dan gastos.

Ni el presunto consejero de Medio Ambiente, Domingo Berriel, ni los ecologistas han montado una fiesta por la noticia de la culminación del traspaso de los parques nacionales a Canarias que en teoría debería alegrarnos a todos. Cada uno tiene sus razones. Si Berriel considera que lo peor que le ha pasado estos dos años es que los tribunales han obligado a mantener la protección de una especie protegida, es lógico que le parezca una jodienda asumir las competencias de unos espacios naturales donde no se pueden agujerear montañas, ni construir puertos innecesarios con dinero europeo, ni aprobar 3000 camas turísticas por la vía de urgencia. Los parques nacionales deben ser un dolor de cabeza para un señor que devuelve las llamadas a los ricachones que pisotean moratorias turísticas y quita las subvenciones a los grupos ecologistas.

La gente de Ben Magec tiene muchas razones para no hacer una fiesta. Sospechan que poner en manos de este gobierno los parques nacionales es lo mismo que dejar el cuidado de los bancos de sangre al Conde Drácula. Con los antecedentes de Berriel podemos hablar de sospechas fundadas. Pero el autogobierno es más importante que los personajes que se montan en los coches oficiales. Por eso creo que es positivo que los parques nacionales se hayan transferido a la comunidad autónoma.

Incluso creo que tiene razón, sin que sirva de precedente, el presidente del cabildo de Tenerife cuando reclama que sean las corporaciones insulares las que gestionen los parques nacionales. Sé que también se nos podría volver en contra, porque quién sabe si mañana declaran parque nacional la reserva de Osorio en Teror y pasado mañana PP Manolo se vuelve a presentar al cabildo y gana, y se le ocurre poner una bandera de 2 kilómetros de tela en medio de la laurisilva. Son riesgos que hay que correr. Pero hay que apostar por el autogobierno, el enemigo cuanto más cerca mejor. Juan García Luján