Espacio de opinión de Canarias Ahora
El periodismo tomatero
Con la misma velocidad que las moscas se acercan a la mierda, hasta el perdido pueblo gallego acudieron decenas de presuntos periodistas en busca del vídeo de la paliza. Estaban dispuestos a pagar lo que fuera. Los habitantes de Escarabote viven de la pesca que sacan del mar, y sus hijos, que no han cogido las redes, han aprendido de sus padres que a río revuelto ganancia de pescadores. En el río de la humillación a un muchacho quisieron pescar dinero los autores de la paliza, y unos señores que se llaman periodistas estaban dispuestos a pagar a los matones el dinero que hiciera falta con tal de conseguir las imágenes de la bronca. Dirán los periodistas que la culpa es de sus jefes, los jefes que del dueño de la empresa, los dueños que sólo buscan audiencia para que les pongan anuncios publicitarios, los de la publicidad que para ganar clientes tienen poner anuncios en las teles que más se vean y que los espectadores demandan morbo, sexo y violencia, los espectadores dirán que ellos no fueron, que cuando emitían el vídeo de la paliza en los informativos o en los diferentes programas, ellos estaban viendo los documentales de la segunda cadena de Televisión Española.
Toda la vida ha habido broncas. La violencia no es una característica de la juventud actual. “No hay fiesta sin pleitos”, decían los más viejos del lugar cuando eran más jóvenes. La diferencia está en que ahora dos golfos (presuntos) le parten la boca a un muchacho del pueblo de Boire y podemos ver las imágenes de la tullida antes de que el pibe llegue al dentista del pueblo para arreglarse la boca. La diferencia es que la paliza no se queda en un ajuste de cuentas o un acto de gamberrismo, la paliza se convierte en un negocio. Hace años con la bronca de Boire sólo hubiera ganado dinero el dentista, si no era de la seguridad social. Pero ahora un par de gamberros le parten la cara a alguien y ganan dinero los matones, los periodistas, las televisiones, los servidores de las páginas webs, las compañías telefónicas por donde se manda el vídeo y hasta las agencias de publicidad.
Estamos en la era del periodismo tomatero. El Aquí hay tomate de Tele 5 no es una mancha vergonzoza en la programación televisiva. En realidad se ha convertido en una referencia. Los conflictos privados se transforman en espectáculos públicos, el vídeo de la paliza en Boire ha pasado por todos los programas: en los informativos se disfrazó de noticia, en los magazines se convirtió en centro de tertulias de expertos de la talla del ex guardia civil ladrón que se casó con la hija de Rocío Jurado, que ahora cobra una pasta por opinar de todo y el pueblo lo llama periodista.
Si me hubiera tocado ir a Boire estaría todavía lamentándome: tantos añitos sacrificándose mis padres para que el niño estudiase fuera, peleando (sin romper los dientes a nadie) por una beca estudiantil o bebiendo leche aguada para poder desayunar todos los días lejos de casa, y al final acabar en un jodido pueblo gallego ofreciendo cien euros a unos pibes para que te pasen el video de una pelea del tres al cuarto. El presidente de la Federación de Apas de Canarias no se cansa de repetirlo. Cada vez que ve a un periodista, Domingo Monzón le recuerda que tiene una responsabilidad social, y que si decide publicar una pelea en un instituto, y lo convierte en portada de un periódico, a lo mejor logrará aumentar la venta de ejemplares, pero también deberá recordar que contribuye a construir una sociedad más violenta, más obscena, donde se premia la golfería y se da protagonismo a los gamberros que lo buscan.
Creo que Domingo Monzón tiene más razón que un santo (me refiero a los santos de antes, claro, a los que se sacrificaban por los demás, no a los mártires que seleccionaron recientemente en una lista del club de fans de Francisco Franco). Pero Domingo se queda corto.
Cuando practicamos un periodismo tomatero no sólo hacemos más obscena esta sociedad, también hacemos más asquerosa esta profesión. Lo peor es que esto ocurre incluso en las televisiones públicas. Y hablo como alguien que se ha sentido cómplice de tanta porquería. Creo que hace falta una supernany, pero no para educar a los chiquillos, sino para los periodistas, para decirles que la caca se hace en el baño, y no a la hora de elegir los contenidos de un informativo. Porque la violencia engendra violencia. Evidentemente tras lo ocurrido en Boire aumentarán las peleas y la grabación de las humillaciones para llamar a las televisiones y venderles el vídeo. Compañeros de profesión, estén preparados para salir corriendo a comprar el vídeo de la próxima paliza, la subasta está a punto de comenzar?
Juan GarcÃa Luján
Sobre este blog
Espacio de opinión de Canarias Ahora
0