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Piratas, patrimonio y política municipal

Francis Candil / Francis Candil

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La razón no está en que nuestro patrimonio histórico no esté a la altura, muy al contrario, Las Palmas de Gran Canaria es una de las ciudades del entorno atlántico y europeo que posee un extenso y nutrido catálogo en lo que a patrimonio se refiere. No sólo disponemos de un casco histórico de valores más que evidentes, sino que además podemos presumir de unas fortalezas y yacimientos prehispánicos que albergan historias dignas de ser relatadas y conocidas, o edificaciones de apreciables valores arquitectónicos.

La responsabilidad se centra en la escasa sensibilidad e incluso el maltrato que la actual, y especialmente los anteriores gobiernos municipales, han mostrado hacia nuestro patrimonio histórico. Aunque en los últimos años se han puesto en marcha iniciativas encaminadas a recuperar este valioso legado como la rehabilitación de los castillos de La Luz y de Mata.

Los dos proyectos llevaban aparejados estudios arqueológicos que han motivado importantes hallazgos relacionados con la evolución histórica de estas dos construcciones defensivas. En el Castillo de La luz se han descubierto los restos casi intactos de la fortaleza primigenia: La torre de Alonso de Fajardo y la barrera artillera que la ceñía alrededor. Ante la imposibilidad de resistir el impacto de la artillería naval, esta obra defensiva fue enterrada en arena y cubierta por otra obra defensiva levantada en 1563 que es la fortaleza que hoy conocemos. La historia de esta fortificación es apasionante pues sus murallas fueron testigos, entre otros, de los ataques de los corsarios y piratas, Drake y Van der Does, entre 1595 y 1599. Como los lectores saben la armada holandesa capitaneada por este último lo destruye en una incursión que intenta conquistar la isla y que fracasa con la derrota por los isleños, retirándose con unos 1.400 muertos y 60 heridos, no sin antes haber protagonizado el ataque pirata más importante en la historia de la ciudad y de los más devastadores de la historia atlántica.

En cuanto al Castillo de Mata, única obra de fortificación que se conserva de la defensa norte de la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria, sólo se ha logrado recuperar el baluarte del los siglos XVII y XVIII, obra de los ingenieros Casola y Hermosilla, además de la Torre de San Francisco, hallada en el interior del baluarte. La relevancia de este castillo estriba además en su activa participación en el rechazo al asedio de Van der Does, acontecimiento que sin duda constituye el hecho histórico bélico más importante de la ciudad, ya que podría haber cambiado el destino político y cultural de nuestra isla.

Por estas razones para Nueva Canarias es prioritario convertir estas fortificaciones en museos que ejemplaricen esa historia de asedio de corsarios y piratas de la que he hablado y no en salas de exposición pictórica que pueden ocupar otros espacios en la ciudad, como pretende el actual gobierno del PSC y Compromiso poniendo en evidencia que su sensibilidad patrimonial tampoco supera a la de anteriores corporaciones.

Una insensibilidad que ha continuado también en el casco, en las obras realizadas en el entorno de la catedral de Santa Ana, lo más parecido al Kilómetro Cero de nuestra capital, en las que no ha habido supervisión de técnicos en arqueología y patrimonio que pudieran gestionar y aprovechar desde el punto de vista cultural los hallazgos que se han revelado en condiciones óptimas.

Hechos como estos, unidos a la irresponsabilidad de anteriores gobiernos municipales, que permitieron el derrumbe de inmuebles de valor incalculable para la ciudad, han venido deteriorando en los últimos 20 años el casco histórico de Vegueta imposibilitando, por ejemplo, que pudiera estar a la altura de La Laguna, declarada por la UNESCO, Patrimonio de la Humanidad en 1999.

Para colmo de males, nuestros yacimientos prehispánicos no tienen casi ninguna protección o dedicación por parte del Ayuntamiento, como los de El Confital, que incluso están habitados, o los del barranco del Risco del Drago y los de las Cuevas de Los Frailes, La Angostura o los que están adyacentes a la ermita de San Gregorio, del S. XVII.

Desde Nueva Canarias consideramos que, después de que las anteriores corporaciones apenas tuvieran sensibilidad con un bien tan preciado como el patrimonio, ha llegado la hora de prestarle la atención que se merece, de que una vez por todas el patrimonio y la política municipal se reconcilien. Entendemos que éste debe valorarse y gestionarse pensando en el enriquecimiento cultural y en la diversificación económica, puesto que es un reclamo turístico importante. Así incluiremos en nuestro proyecto para Las Palmas de Gran Canaria la creación de una Unidad de Patrimonio Histórico que conserve, proteja y sobre todo gestione esta riqueza, en estrecha cooperación con el área de Turismo.

A partir de la próxima legislatura la suerte no puede seguir jugando contra nuestra historia y nuestro patrimonio. El tiempo de los piratas tiene que terminar. Alea iacta est.

*Presidente de Nueva Canarias en Las Palmas de Gran Canaria

Francis Candil*

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