Espacio de opinión de Canarias Ahora
No es lo mismo ser político que hacer política por José Luis Macías Alonso
Es un motivo más que enriquecedor saber que la política, presente en las colonias y civilizaciones desde tiempos inmemoriales, sigue teniendo protagonismo y cada vez más utilidad, estando siempre al servicio de las personas, resolviendo situaciones injustas y creando esperanza en un futuro mejor y mejor cada día.
Lo realmente preocupante e in permisible es el hecho de que, aún siendo la sociedad más avanzada de toda la historia universal, de tener la generación de jóvenes más formada de todos los tiempos y habiendo experimentado un importante avance en cuanto a reivindicación de derechos, igualdad de oportunidades y justicia social, hayan personas que en vez de promulgar tan sabios principios y predicar con el ejemplo se dediquen a “ser políticos” sin utilizar los principios y mostrar el más mínimo respeto al significado histórico, social y de igualdad de lo que es “hacer política”.
Los ejemplos los tenemos cada vez más cerca. Aunque suene mal decirlo, hay quienes tienen mucha suerte, relativamente hablando, y por ello se pueden regocijar en opinar, expresarse libremente y reivindicar sus derechos reconocidos por las leyes; otros, en cambio, desamparados, castigados por la dura situación socio-económica actual y exentos de toda caridad social y política, ven decrecer sus ingresos, sus oportunidades, sus ilusiones y, lo que es peor aún, sus esfuerzos en sentirse protegidos por la esperanza.
Hay personas que siguen siendo esclavos de los turbios manejos y las erróneas aspiraciones de políticos sin principios, sin moral, sin objetivos y sobrados de arrogancia, tiranía y sectarismo.
Personas con miedo, aunque parezca mentira; con miedo a hablar, miedo a pensar de forma diferente, miedo a pedir justicia, miedo a ver acercarse a quienes ellos mismos eligieron para que les representaran, miedo por intentar ser libres y sentir que se les escucha, que se les valora y que se lucha por prestarles ayuda cuando peor lo están pasando.
Son miles de ejemplos los que desgraciadamente podemos utilizar para argumentar esta teoría.
Pero, ante injusticias de este tipo, sin razones llenas de rencor y revanchismo, de personas obtusas y de mediocridad ilimitada, existe una maravillosa forma de terminar con los pisoteos, con el despotismo, con las coacciones y con las malas artes; Esa forma es “Hacer Política”.
Al igual que el amor, la caridad, el respeto y el altruismo, la política no se supedita a ser ejercida por unos pocos que dicen “ser políticos”, cuando con tan sólo abrir la boca y pronunciar un “yo creo?”, liberan el fétido olor de la mentira, de la venganza y de la fatiga crónica que sufren como consecuencia de tener que dar la cara por los intereses de los ciudadanos y ciudadanas de Telde.
Afortunadamente, somos una holgada mayoría los que pensamos, creemos, sabemos y defendemos que lo que vemos día a día en las televisiones y en la prensa, y escuchamos a través de las ondas radiofónicas no es hacer política.
“Hacer política” es levantarse cada mañana y sentirse útil y necesario para con los demás; pensando que las dificultades pueden tener solución si existe voluntad por parte de todos, que los problemas pueden desaparecer con la acción individual en un contexto de voluntad colectiva, que las oportunidades se deben repartir con equidad e igualdad para todos y todas; sencillamente, viendo y entendiendo el devenir diario como un constante gesto de caridad humana, de cooperación social y abnegada, desde el entorno en que estemos y de la forma que buenamente podamos; mayores, adultos y niños: en nuestro trabajo, con los amigos, con la familia, en la escuela, en las asociaciones vecinales, en los colectivos culturales y festivos, en las ONG's, en los clubes deportivos, en los centros de ayuda social, en las unidades de atención especializada, en las plazas, parques y lugares públicos, etc.
Esta mayoría, en la cual, de la forma más humilde posible, me incluyo, somos afortunados por tener día tras día las fuerzas y oportunidades para contribuir a que las cosas cambien en beneficio de todos y todas, de forma justa; Somos afortunados por tener la oportunidad de “hacer política”, aunque no seamos concejales, ni asesores, ni políticos por definición.
Afortunados todos aquellos y aquellas que pueden “Hacer Política” sabiendo que no confunden las prioridades, que son honestos y honestas, que defienden lo público por encima de todo, que saben de las necesidades y problemas de los más vulnerables y velan por encontrar una solución y que cuentan con la confianza de vecinos, amigos y ciudadanos y ciudadanas de esta Gran Ciudad no por la ropita cara y el peinado chachi con el que se sacan las fotos, sino por sudar y desvelarse para que Telde sea social, humana y moralmente Grande.
Debemos apoyar a esas personas; debemos fortalecer esta mayoría con acciones y con formas distintas de defender a esta tierra y a sus gentes, de pregonar a los cuatro vientos que se respeten nuestros derechos, que se nos trate con igualdad, decoro y dignidad, de proporcionar empleos, de fortalecer las ayudas sociales, de no menospreciar a esta hermosa tierra y su gente, de olvidarse de las diferencias y acabar con la precariedad social, con las injusticias, con la pobreza y con la desconfianza.
Esta tierra necesita personas que se identifiquen con esa mayoría, que sientan como parte de sí los problemas y las necesidades que padecen los canarios y canarias, que lleven el consenso y el diálogo como bandera, que exijan democracia y justicia en los acuerdos y asuntos de esta tierra y que peleen con uñas y dientes para que Canarias retumbe en cada rincón, pared y escaño en Madrid.
“Hacer política” es solidificar la esperanza; es un deber y es la solución.
De quienes amamos, sentimos y luchamos por Telde, Gran Canaria y Canarias, depende.
*Miembro de la ejecutiva de Nueva Canarias Telde
José Luis MacÃas Alonso
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