A partir de la misma, puede fundamentarse una reflexión inevitablemente crítica sobre la gestión de elaboración y ejecución presupuestaria que protagoniza el gobierno local, durante mucho tiempo preocupado en criticar “la herencia envenenada que nos dejaron los socialistas” —expresión textual recurrente en cualquier declaración pública para desviar la atención de los fallos e incumplimientos propios—, mientras se desentendía del seguimiento y de las medidas que aconseja la propia dinámica presupuestaria.Ciertamente, hemos manifestado en cada oportunidad que han sido tratadas o debatidas decisiones de tipo económico- financiero que el rumbo de la política tomado por el gobierno local no era el acertado.Nosotros nos tomábamos muy en serio las recomendaciones hechas por la Viceconsejería de Administración Pública del Gobierno de Canarias en auditorías anteriores. Por ejemplo, los objetivos señalados en las previsiones realizadas en la auditoría de gestión del ejercicio de 2004 incluían el siguiente planteamiento:• Mejorar su capacidad para generar ahorro, a través de la contención y racionalización de los gastos corrientes y el fortalecimiento de los ingresos propios.Y nos las tomábamos muy en serio porque coincidían nuestras apreciaciones con las conclusiones del trabajo del auditor. El gobierno local no lo ha tenido en cuenta, ha desoído tanto las apreciaciones de crítica política como las propias recomendaciones de quienes han hecho la auditoría.Por ello concluye que, “en general, el Ayuntamiento del Puerto de la Cruz no alcanzó las previsiones realizadas en el marco de equilibrio definido el pasado ejercicio. No se alcanzaron los valores previstos quedando por debajo en el caso del ahorro neto y remanente de tesorería y por encima en el de endeudamiento a largo plazo”.“El menor crecimiento de los ingresos corrientes —cita la valoración final— con respecto a lo previsto (-17,5%) no ha permitido mejorar en algunos indicadores a pesar de que los gastos corrientes se situaron por debajo de lo previsto, pero en menor medida (-7.6%)”.Los resultados de la auditoría, en efecto, reflejan el cumplimiento de algunos de nuestros vaticinios y confirman nuestras dudas en las decisiones o las políticas del gobierno, carentes de rigor y menos efectivas, sin el seguimiento adecuado de su ejecución, supuestamente encaminadas a ver la luz del túnel de la que se ha hablado recurrentemente en este consistorio. Los datos indican que la oscuridad se acentúa.A tenor de las cifras auditadas, pues, reiteramos: el gobierno local, mal gestor, mal administrador.Es necesario recordar, para entender mejor la evolución económico-financiera del Ayuntamiento, algunos antecedentes cuantificados. Por ejemplo, los de la capacidad para generar autofinanciación, lo que, en terminología auditora se explicita como ahorro bruto y neto.Los derechos reconocidos (ingresos), por operaciones corrientes (Capítulos I al V), en el ejercicio 2005 ascendieron a 30.420.116 euros, un 2,4% inferior al ejercicio anterior (31.179.646 euros). Debemos tener en cuenta que la desviación sobre la previsión es del –17,5%. Sin embargo, las obligaciones reconocidas (gastos), por operaciones corrientes (Capítulos I al IV), se situaron en 30.786.430 euros, produciéndose un aumento del 1,2% respecto al año 2004 (30.427.204 euros). Por tanto, menos ingresos y más gastos.Ello ha supuesto que en el ejercicio 2005 se alcanzara un déficit, por operaciones corrientes, de –1.426.375 euros frente a los -307.932 euros, es decir, una diferencia de –1.118.443 euros. Se produce, pues, un retroceso en la capacidad de generar tasas de ahorro. El ahorro bruto fue en 2004 de 752.442 euros y en 2005 fue de –366.314 euros (-60.949.521 pesetas). Nos situamos pues en una magnitud negativa preocupante y que no es equivalente a buena gestión.El ahorro neto fue en 2004 de –307.932 euros y en 2005 fue de –1.426.375 euros.Esto nos lleva a afirmar que la situación económico-financiera del Ayuntamiento va sin rumbo. Como la propia auditoría indica, empeora.Las pruebas de un presupuesto inflado, contrastadas en el comportamiento de tres capítulos, y la evolución negativa durante los años 2004 y 2005 del remanente de tesorería, desmoronan el discurso triunfalista y autocomplaciente de Marcos Brito y su gobierno. Quienes durante años hemos tenido que soportar acerbas críticas sobre la gestión económica del mandato anterior y, en general, de todos los gobiernos socialistas, ahora comprobamos, con resultados auditados comparativos, que otra gestión, la del presente ciclo político a punto de concluir, sencillamente, no es mejor.* Ex alcalde del Puerto de la Cruz