Querellas a pallor

Este miércoles, sin ir más lejos, anunció Soria tres nuevas querellas contra Concepción de Vega, jefa superior de Policía, Benítez Cambreleng, quien a su vez anuncia la suya propia contra Soria, y Alexis González porque, ya ven, el hombre tiene siempre presente en sus oraciones a este periódico. Ya le sabe a poco ir de una en una. He preguntado a quienes saben de costes judiciales y no les digo las estimaciones que me han hecho, sin contar los honorarios de sus abogados madrileños de cabecera, para no indignarles. Y porque supongo, aunque sea mucho suponer, que los paga de su bolsillo donde siempre hay unos miles de euros para gastos. No quiero ni pensar que pague las querellas con fondos públicos y que se lo permitan sus socios y la misma oposición con su mucho chau-chau y poco jase-jase que decía el clásico. A lo mejor han tenido en cuenta a que el hombre pierde dinero con la política, como dijera ante la sala del juicio de La Favorita.

En hablando de socios, Paulino. Ya lo vieron el martes pasado en 59“, el programa de La 2 de TVE. Los fuegos encendidos no invitan a poner la mano y evitó defender a su vicepresidente. Prefirió por hablar del conjunto de su Gobierno, que actúa, dijo, como un equipo que trabaja con los objetivos marcados lo que me evocó, condenados reflejos, a las norias de animalitos dando vueltas y vueltas para mover la piedra del molino. En semejante contexto de hip, hip, hurra situó la lealtad de Soria. Él, como todos los demás, dijo Paulino, trabaja duro por Canarias y no quisiera yo hacer el chiste fácil de que si trabajara un poco menos nos iría mejor.

No dudo, líbreme Dios, de la lealtad de Soria para con Paulino, pero, qué quieren, me gustaría que el presidente definiera “lealtad” para saber de qué habla. Lo digo porque me chocó su insistencia en los denodados esfuerzos de su Gobierno por el bien de “nuestra gente” cuando acabábamos de leer, por ejemplo, que Soria no apareció en dos actos de promoción de productos canarios organizados en Madrid; y que llegó tarde al último Consejo de Gobierno porque la noche anterior había participado en un programa de Intereconomía, la televisora que edita Época por más señas, en el que se explayó con sus obsesiones paranoides. Son indicios, para mí, de que no tiene la cabeza las funciones de su cargo en estos momentos de grave crisis. Claro que, no puedo evitar hacer el chiste, no nos va peor gracias a su presunto absentismo.

Por seguir con los indicios de que está en su guerra de él: el anuncio de las tres querellas lo hizo, con los correspondientes comentarios y la debida extensión, en un acto público al que acudía en su condición de vicepresidente del Gobierno. Ocurrió justo este miércoles, a la mañana siguiente de la noche en que Paulino dijo que está el hombre centrado en su cargo.

Si me permiten hacer uso de mi cuasi tercera edad, diréles que no recuerdo un político de la catadura de Soria ni entre las filas franquistas. Sólo se le acerca en capacidad para envenenar el ambiente político y social el animalón de Federico Gerona de la Figuera, que fuera gobernador civil de Las Palmas. Si llegan a coincidir en el tiempo histórico, seguro que hubieran montado un sindicato.