Espacio de opinión de Canarias Ahora
R&A 2012: Teddy Bear
Sobre el amor y las relaciones entre dos personas se han dicho y escrito multitud de reflexiones, algunas tan acertadas como otras tantas tan erróneas y estúpidas. Cada cual tiene su propio ideal de cómo debe ser la persona amada y eso es algo tan íntimo como personal.
Sin embargo, la motivación que nos lleva a emparejarnos, en la mayoría de los casos, es siempre la misma; es decir, lograr un poco de atención, compresión y lo que normalmente se conoce como “calor humano”, en medio del esperpéntico mundo en el que nos ha tocado vivir.
Cierto es que no siempre es fácil de lograr, más si se tiene en cuenta las circunstancias y el ambiente en el que cada uno debe tratar de sobrevivir. En algunos casos, el camino es más sencillo mientras que en otros todo son inconvenientes, obstáculos y burdos chantajes emocionales que sólo esconden la tremenda mediocridad de quienes los practican. En realidad, quienes juegan con los sentimientos de los demás terminan por estar tan enganchados a esa práctica como cualquier otro “yonkie” y si no descargan sus frustraciones sobre alguien son incapaces de poder subsistir.
Éste es el caso de la madre de Dennis, el gigantón protagonista de la película Teddy Bear, personaje que se dio a conocer en el corto titulado Dennis (2007), corto dirigido, al igual que la película, por el director danés Mads Matthiesen.
Dennis es un enorme y galardonado culturista danés absolutamente dominado por una madre empeñada en menospreciar, anular y rebajar a su hijo a las más absolutas cotas de miseria posibles. Para Dennis, su mundo es el culturismo y estar al servicio de una madre que lo trata como un pelele, siempre descargando sobre su hijo las penas que debió soportar con el padre de Dennis, un borracho que, según ella, le arruinó la vida. De ahí que Dennis, un adulto cercano a los cuarenta, viva en casa de su madre en las mismas condiciones que si se tratara de un adolescente díscolo y sin nada en la cabeza.
En realidad, Dennis está atrapado en un verdadero “circulo vicioso” del que acabará saliendo de la forma más rocambolesca y pintoresca posible. Sin saber muy bien cómo, ni por qué, Dennis viajará hasta la lejana y exótica Tailandia para, al igual que hiciera un tío suyo, buscar el amor que le es negado, parte por la presión a la que le somete su madre y parte por las frígidas ignorantes con las que le toca en suerte citarse fuera del gimnasio, su lugar de trabajo.
Una vez que Dennis llegue a Tailandia, descubrirá un mundo totalmente nuevo, con personajes que van desde el tópico que rodea al turismo sexual en los países asiáticos, pasando por el pícaro oportunista, hasta personas que comparten un ideal común y terminando el recorrido en una mujer que es todo lo que Dennis nunca pensó encontrar en un país como aquel.
En realidad, aquel viaje no sólo le servirá para encontrar lo que llevaba tanto tiempo buscando, sino para darse cuenta de que, hasta la situación más espantosa, puede llegar a solucionarse, aunque, para ello, se tenga que apostar lo mucho o poco que se tenga, sin miedo a lo que pueda suceder.
Teddy Bear es una película sincera, honesta, bien escrita, bien dirigida y mejor interpretada. Es una historia con personajes reales, pero sin pretensiones de sentar dogmas, ni ninguna zarandaja por el estilo. Por desgracia para este cacareado mundo, hay demasiados Dennis tratando de sobrevivir. Quizás no sean tan enormes y musculosos como el campeón danés Kim Kold, el actor que da la réplica al personaje en la gran pantalla, pero están igualmente necesitados de que alguien les ayude a salir de la pesadilla en la que están sumidos, por culpa de quienes les rodean. Esta película bien podría estar dedicada a todos ellos.
No obstante, en Teddy Bear no se sacan juicios de valor, ni nada por el estilo. Mads Matthiesen prefiere mostrarnos con su cámara la realidad que debe soportar Dennis y deja al espectador que saque sus propias decisiones, a medida que va discurriendo el metraje de su película.
Al final, Teddy Bear demuestra que cuando se sabe contar un historia y, además, se cuenta con un grupo actores tan válido como los que se muestran en la película, en especial Kim Kold, el resto es muy sencillo y tremendamente atractivo para el espectador.
Otra cosa es que, luego, alguien sea capaz de ver las virtudes de una película como ésta y se arriesgue a estrenarla en nuestro país, tan necesitado de buenos distribuidores y mejores exhibidores, aunque ésa es otra historia que ahora no viene a cuento.
Mientras eso ocurre, si es que llega a ocurrir, les recomiendo que busquen el corto original en el que se basa Tedy Bear, Dennis, protagonizado por Kim Kold y su dominante y?madre hasta que Teddy Bear se pueda llegar a ver, de una forma legal, en nuestro país.
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