Espacio de opinión de Canarias Ahora
La reina contra las reinonas
Ojalá los jóvenes y no tan jóvenes pudieran encontrar pareja de forma sencilla, como le pasó a don Felipe, sentado frente al televisor y viendo el Telediario, y cuando ve que le gusta la presentadora llama a la TVE, se le pone un jefe y le dice “me gusta esa muchacha, haz una fiesta en tu casa y que vaya ella, y que yo sea el único soltero y disponible en el sarao” y entonces el hombre príncipe aparece y la conquista.
Aunque la noticia del enlace nupcial me obligó a trabajar un sábado, sepa SM que yo me alegré por Letizia, porque esta profesión está muy mal pagada y las hipotecas han subido una barbaridad. Así que gracias a ese flechazo de su hijo (porque tuvo que ser un flechazo, ya que para enamorarse de alguien que aparecía todos los días al lado de Urdaci había que tener capacidad de concentración o ser víctima de las armas de Cupido), gracias a ese flechazo Leticia tiene hoy la vida resuelta y no tiene que pagar una hipoteca porque entre todos mantenemos su Palacio.
Está acostumbrada S M a esos amores rápidos, entre aristócratas que coinciden en los palacios reales de Europa y se casan a los pocos años. Son bodas felices, que sirven para ocupar el tiempo de reyes y príncipes en la estación de la primavera, esa que les queda libre después de ocupar su tiempo esquiando en invierto o navegando en verano. Pero hay gente que ha luchado muchos años contra las discriminaciones para que S M se ponga ahora a frivolizar tan alegremente hablando de los gays sobre las carrozas. Estoy seguro que SM nos da lecciones sobre matrimonio por nuestro bien, porque ella vive un matrimonio feliz y ejemplar, al fin y al cabo su marido le profesa una fidelidad bárbara, rey de la fidelidad llaman a don Juan Carlos los periodistas de Madrid cuando los micrófonos están apagados. Cuentan que S M fue muy feliz aquel 12 de septiembre de 1961 en la ciudada suiza de Lausana, cuando don Juan Carlos le tiró una caja al aire y le dijo “Sofi cógelo”. Ella abrió la caja, dentro había un anillo con dos rubíes redondos y una barrita de diamantes. Después él le preguntó “¿Nos casamos?” y ella dijo que sí a ese novio que había conocido 3 años antes en la boda del duque de Kent. Ocho años después Francisco Franco dejó en herencia la jefatura de Estado a don Juan Carlos de Borbón, y con ese gesto el dictador convirtió a la su esposa Sofía en princesa de España.
Pero no debería ignorar SM que ese mismo Franco que la hizo princesa metió en la cárcel a muchos homosexuales, su delito era amarse. Esa gente ha sufrido mucho. Por eso no se lo tome a mal si ve que estos días se arriesgan a criticar sus palabras. Digo se arriesgan porque los fiscales y jueces de la Audiencia Nacional están pendientes de todo lo que el pueblo diga sobre S M y su real familia. S M puede meterse con las reinonas, puede incluso cuestionar las leyes aprobadas por el Congreso de los Diputados y ratificadas con la firma de su marido, pero ellas, las reinonas, no pueden meterse con la Reina ni con su familia. Tampoco se pueden meter con ellos los dibujantes de El jueves, ni los cantantes de rap. No hemos conseguido todavía el gobierno ideal que defendió Rouseau en el Contrato Social en 1762, la democracia sin monarquía. Aquí estamos varios siglos atrasados. No hemos tenido la misma suerte que los compatriotas de S M , los griegos tuvieron un referemdum en 1974 y rechazaron de forma mayoritaria la monarquía, y mandaron al paro al hermano de doña Sofía, menos mal que Franco le había conseguido a ella el trabajo de princesa.
Mientras esperamos el referéndum sobre la monarquía, tenemos que aguantar las declaraciones de S M que ahora se atreven a desmentir los que les habían dado el vito bueno desde la misma Casa Real. Quizá para cerrar la polémica lo mejor sería que este año don Juan Carlos le diga a su señora esposa lo que el año pasado le dijo a Hugo Chávez, ya que este año el presidente venezolano no estará en la Cumbre Iberoamericana. A falta de referéndum sobre República o Monarquía, aviso que si me veo en el dilema de elegir entre la reina y las reinonas, me quedo con las reinonas, que siempre montan la gala más divertida del carnaval.
Juan GarcÃa Luján
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