Espacio de opinión de Canarias Ahora
Siempre el Puerto. Y la ciudad por EDITORIAL
En los ocho años de Gobierno del Partido Popular y gobernando Canarias el sempiterno bloque de centro-derecha, muchos, y también los socialistas, creían que alrededor del negocio portuario se ensamblaba la coalición política-negocios, de forma que el Puerto se convertía en el centro de gravedad de unas prácticas plutocráticas, de intereses y decisiones opacas, al margen de los controles democráticos. Por eso, cuando se rompe o mejor se agrieta ese sempiterno bloque en los dos últimos años de la legislatura anterior, el Partido Socialista, para apoyar en la distancia al Gobierno en minoría de Coalición Canaria, sólo acierta con hacerse con la Autoridad Portuaria de Las Palmas.
Y el Partido Socialista propone a Emilio Mayoral en un ejercicio ensimismado de recomponer equilibrios orgánicos. A la postre, Mayoral se convirtió en un buen presidente que devolvió la legitimidad perdida a ese centro de poder restaurando la independencia y autonomía del poder político.
Y creemos que ahí está justamente el error, en la excesiva politización del puerto. El Consejo de Administración de la Autoridad Portuaria debería componerse de personas capaces para una función concreta en representación de los organismos allí presentes. Como en cualquier consejo de administración de una gran empresa.
Recordemos que con Arnaiz se incorporan al Consejo Soria, como presidente del Cabildo, y Mauricio como consejero de Economía y Hacienda, además de Pepa Luzardo, pero ésta, como se dice de los restos de problemas de matemáticas, como cantidad a despreciar. Esto sólo podía presaguiar lo peor y así sucedió. Hoy los Puertos de Las Palmas están cerca de la quiebra técnica, el divorcio con Puertos del Estado es total, y lo que pudo ser un escenario rutilante, es futuro sombrío. La consecuencia de un exceso de politización.
Sin embargo , desde hace días corre algo de aire fresco. El desmarque de Sánchez-Simón del proyecto emblemático de Soria y Luzardo y la incorporación de la Autoridad Portuaria a una operación global del litoral de Las Palmas de Gran Canaria es una buena noticia. Claro que hay ganadores y perdedores, pero a nosotros sólo nos ocupa señalar a la Confederación de Grisaleña como la gran desacreditada. Recordemos lo sucedido: Félix Santiago gana una votación para representar a la patronal, y como afirma que votará en cierta dirección, le sustituyen. Esto suena a patio de colegio o al Movimiento Nacional. Peor, imposible.
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