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A simbolazos

José H. Chela / José H. Chela

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El España se rompe enarbolado, en plan eslogan, con idéntico ardor que las rojigualdas de todos los jaeces (con negro torito negro, sin escudo, preconstitucionales?) se gritó más fuerte que nunca en vísperas del Día de la Fiesta Nacional. Rajoy, que sorprendió a propios y extraños, apareciendo en un video de escenografía institucional imitando al Rey ?eso sí es una falta de respeto a la Corona, don Mariano-, sembró, con escaso tino y cordura, vientos de mal agüero pretendiendo recoger tempestades en tan señalada fecha. Pero, lo único que recogió fue la brisa pasajera de unos abucheos y la cosa terminó en pitos y palmas como las corridas mediocres. Malimpiadita faena la del líder del PP.El jefe de la crispada oposición no puede (o, mejor dicho, no debe, porque poder sí que pudo) aprovechar un acto como el del doce de octubre para agitar las aguas, no tan tempetuosas como él se empeña en describir, de la concordia nacional, ni parece lógico que esgrima la bandera, ése símbolo que él mismo repite una y otra vez, pertenece a todos los españoles, para utilizarla como un arma arrojadiza contra el Gobierno, contra un partido y contra todos los que no piensan como él.

Mariano Rajoy se presentó en las tribunas oficiales para asistir al desfile de las Fuerzas Armadas, en las que ahora mismo está representada mejor que en ningún otro sitio la controvertida Raza que se festeja ese mismo 12-O, portando una banderita española de pequeñas dimensiones, como las que se dan a los niños en los colegios cuando los visita algún representante de un país amigo. El tamaño de los símbolos no es proporcional a su grandeza o importancia para quienes creen en ellos. Ni para quienes lo emplean malamente. Un simbolazo se puede arrear con la banderaza de instaló Trillo en la Plaza de Colón ?el lugar de los hechos- o con el banderín que el presidente popular llevaba para dar ejemplo y para demostrar que él era el primero en exhibir su españolidad.

Pero, la españolidad, si se quiere pecar de exhibicionista, se demuestra según y cómo y cada cual a su modo. Allí mismo, otros la hicieron patente cantando el Cara al Sol, que es otro simbolazo ?en este caso sonoro- propiciado por los afanes de unidad de don Mariano que, a lo que se ve, causan los efectos exactamente opuestos a los deseados.

José H. Chela

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