Sueldos. Incremento adverso

Hace bastantes años, un locutor deportivo que retrasmitía un partido del C.D. Tenerife, dijo que el marcador señalaba una “ventaja adversa” de dos goles a cero. Perdía, claro.

Y esta anécdota me ha venido a la cabeza con las contradicciones sobre los salarios: Rajoy presume en Japón de la caída de los mismos y Montoro dice que no están bajando, sino que “moderan su crecimiento”.

Me pregunto en primer lugar si la caída de los salarios es algo para presumir. Sobre todo si quien lo hace es el presidente del gobierno. Teniendo en cuenta que los beneficios empresariales siguen subiendo, eso significa que las grandes empresas y las grandes fortunas ahora se llevan más parte del pastel económico y los asalariados, la inmensa mayor parte de la mal llamada “soberanía nacional”, menos. Ciudadanos más pobres en país de empresas más ricas, mayor esclavitud, menor nivel de vida (salvo para el 1% de la población). La verdad, más que presumir sería algo de lo que avergonzarse.

Tampoco es mejor la afirmación de Montoro. Ese “no están bajando en España, moderan su crecimiento”, es lo que me trajo a la cabeza la expresión con la que inicié. Estupidez que quiere negar lo evidente casi sin querer decirlo. Probablemente no estén bajando “en bruto”, lo que se cobra en nómina, no se rebajan. Pero con respecto al poder adquisitivo, lo que podemos hacer con ese dinero, claro que están bajando. Con mil euros hace 5 años podíamos pagar alquiler, comida, ropa, colegio... Hoy, con esos mil euros, no nos llega, por que el alquiler, la comida, la ropa, el colegio, el cine y casi todo es más caro. No nos han bajado el salario de mil euros, pero como “ha moderado su crecimiento”, no llegamos a fin de mes por que todo, salvo nuestro salario, ha subido.

No sé si ahora que las encuestas de opinión apuntan a un repunte de su partido, debido al parecer a que el “caso Bárcenas” ya no es portada (aunque sigue siendo una herida sangrante en la democracia), y a que los demás partidos tampoco es que propongan o hagan mucho más o distinto, aprovechan para presumir fuera de lo que deben avergonzarse dentro, para apretar aun más los tornillos a los de siempre en favor de los mismos pocos.

A la “soberanía nacional” se la convence con campañas electorales, con carteles, eslóganes, sonrisas de photoshop, trajes de diseño en los debates televisivos. Todo eso cuesta dinero, así que hay que tener contentos a quienes sufragan a los partidos y sus campañas. Sin ese dinero, no se consiguen votos; no se vota a los desconocidos que no están en todas las farolas, palmeras, vallas publicitarias, televisión y radio. ¿Tener contentos a los ciudadanos que votan, los que forman esa “soberanía nacional? ¿Para qué, si para conseguir sus votos basta con esas campañas y luego hacer lo que se quiera? En las siguientes elecciones se vuelve a hacer lo mismo.

¿Dinero para educación, salud, servicios sociales? Aumentando esos servicios esenciales, mayor parte de la población tomará conocimiento de como funciona esta mal llamada democracia. Además de que ese dinero no va a parar a las manos de los que permiten que los partidos tengan fondos para seguir en el poder. No interesa... a ellos, al 1% de la población.

Más servicio y menos poder, más educación y menos corrupción, más salud y menos guerra, más servicios sociales y menos penales.