Espacio de opinión de Canarias Ahora
El voto de los emigrantes
El reportero toma unos planos del presidente del gobierno firmando autógrafos. Después hay que grabar el momento en el que el presidente corta una cinta para inaugurar un cuarto de 2 metros cuadrados donde se ubica un dispensario médico en el hogar canario. Dentro de unos minutos habrá que salir pitando para montar el vídeo. Una señora se nos acerca: “yo quiero decir que sólo le pido al gobierno canario que nos eche una manita para pagar los remedios (medicamentos), que acá en Venezuela están muy caros”. ¿Usted no piensa volver, señora? “¿Para qué mi niño? Aquí se casaron mis hijos, aquí se están criando mis nietos. En las islas sólo me queda una hermana, hablamos todas las navidades”.
Sólo le queda su hermana. Quizá vota al PP, o quizá, puestos a imaginar, a Izquierda Unida. Pero ella seguramente votará al partido del presidente que le acaba de prometer que le pagarán los remedios y le pondrán los partidos de fútbol del equipo de su isla en la tele. La señora tal vez nunca ejerció el derecho al voto cuando estuvo la isla, porque el caudillo por la gracia de Dios era alérgico a las urnas. Pero como conserva la nacionalidad está dispuesta a poner en el sobre todas las papeletas que le recomiende el que le pague los remedios. Aunque no sepa ni el nombre del candidato a alcalde del pueblo donde alguien la empadronará con mucha amabilidad. Así funciona la recaudación de votos en Venezuela. Fui testigo de una gira de Román Rodríguez por la octava isla, después estuvieron de campaña Adán Martín, Paulino Rivero? En todos los casos viajes eran pagados con dinero público.
Recaudar votos a miles de kilómetros del lugar de las elecciones es más fácil. Allá sólo llegan los mensajes de los partidos que gobiernan. Los presidentes de los hogares canarios reciben a representantes del gobierno canario, alcaldes o presidentes de cabildos con todos los honores, les va el negocio en ello. Los alcaldes más veteranos de CC, PSOE y PP se saben la lección y unos meses antes de cada cita electoral organizan algún hermanamiento con ciudades venezolanas o cubanas. En las últimas elecciones generales Juan Fernando López Aguilar criticó a Paulino Rivero porque había viajado a Venezuela con dinero público. El mismo día que hacía esas críticas el exministro Jesús Caldera daba un mitin en un país latinoamericano, también había viajado con cargo a los presupuestos del Estado porque oficialmente estaba “explicando” las ventajas de las leyes sociales del gobierno de España.
En el mejor de los casos los emigrantes votan por la promesa de la ayuda para los medicamentos o la retransmisión del partido de fútbol. Pero en muchos casos votan muertos, o votan padres por hijos, incluso el Espíritu Santo repite votos. El voto por correo no está controlado por interventores de diferentes partidos. Menganito puede votar por Fulanito. Con la firma de Fulanito y la fotocopia de su pasaporte Menganito puede retirar el sobre de Fulanito y meter las papeletas que desee en su nombre. Donde pongo Menganito y Fulanito ponga usted el nombre que quiera, así hasta llegar a 86.000 emigrantes canarios con capacidad de votar, de elegir alcaldes de los pueblos de sus padres o presidentes de cabildos de islas que, en muchos casos, sólo conocen por fotografías.
El PP y el PSOE están negociando cambiar la actual Ley Electoral para evitar estos fraudes masivos. Dicen que quieren impedir que tengan derecho a votar personas que nunca han residido en España. Canarias y Galicia son las comunidades con más voto de emigrantes. En las últimas elecciones generales un senador por Tenerife fue decidido por el voto foráneo. El PP jugó mucho con ese voto, pero en el año 2006 Fraga logró el 49,7% de los votos en Galicia y perdió la mayoría absoluta en esa comunidad por el voto emigrante.
Hay emigrantes buenos y emigrantes malos. Hasta ahora les he hablado de los emigrantes buenos, los hijos de “nuestra gente”, tienen una imagen nostálgica de las islas, en muchos casos no han vivido nunca aquí. Los emigrantes malos son los que vienen de África o Latinoamérica a trabajar en las islas. Tienen todos los deberes, pero carecen, por ejemplo, del derecho al voto, o del derecho a descuentos como residentes aunque estén cotizando a la Seguridad Social.
Paulino Rivero, el presidente que más ha hablado de los emigrantes malos en campaña electoral (llegó a considerar “invasión” la llegada de una patera), sale en defensa de los emigrantes buenos. Reconoce que se comenten fraudes con sus votos, pero pide que no se les quite el derecho a votar. Es cierto que hay gente que está unos años fuera, esos no deberían perder sus derechos. Pero resulta un auténtico disparate democrático que hay personas que llevan más de diez años trabajando en Canarias, pagando impuestos, y no tengan derecho a elegir al alcalde de su pueblo, mientras que sí pueden votar gente que nunca ha estado en las islas. En las islas 86.000 votos pueden decidir mucho. Si encima esos votos pueden ser manipulados de forma masiva cada cita electoral se convierte en un pucherazo. O cambiamos la ley o suprimimos la palabra democracia.
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Juan GarcÃa Luján
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