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Maquiavelo en el Hotel Metropole

Juan García Luján / Juan García Luján

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Bueno, como escribo un domingo, voy a tomarme la cosa tranquilita (todavía la patronal no ha suprimido el derecho a descansar el séptimo día) y sólo me molestaré en responder a la última pregunta. Nos vamos a “El Príncipe” que Nicolás Maquiavelo escribió en 1513, para comprobar cuántos consejos del pensador florentino se han aplicado en dos años de reinado municipal de Saavedra. Vemos que el alcalde decidió nombrar primer teniente de Alcalde a Néstor Hernández, un hombre que fue de Arcadio Díaz Tejera, y como segunda teniente de Alcalde a Inma Medina, una mujer de su cuerda. Aquí el príncipe Jerónimo perdonó a Néstor la errática gestión de la crisis del agua con boro (un problema donde la consejera de Sanidad Mercedes Roldós mostró su incompetencia pero el ayuntamiento quedó como el incompetente). El alcalde aplicó el consejo que se da en el capítulo III (De los principados mixtos) “ De modo que tienes por enemigos a todos los que has ofendido al ocupar el principado (Arcadio Díaz Tejera y, al principio del mandato, a Néstor), y no puedes conservar como amigos a los que te han ayudado a conquistarlo (Teresa Morales, Inma Medina, Chani Ruiz), porque no puedes satisfacerlos como ellos esperaban, y puesto que les estás obligado, tampoco puedes emplear medidas fuertes contra ellos; porque siempre, aunque se descanse en ejércitos poderosísimos, se tiene necesidad de la colaboración de los ”provincianos“ para entrar en una provincia.”

No vamos recordar cómo llegó Saavedra a ser designado candidato a la alcaldía después de haber pretendido ser candidato a la presidencia del gobierno. Sin elecciones primarias (¿se acuerdan de aquellos procesos tan democráticos?) la operación se hizo de aquella manera que tanto ofendió a Arcadio. Por las prisas o porque ni ellos se creían la mayoría absoluta que luego les dio la ciudadanía, la lista la hizo Saavedra saltándose el capítulo XXII “De los secretarios del príncipe”: “No es punto carente de importancia la elección de los ministros, que será buena o mala según la cordura del príncipe. La primera opinión que se tiene del juicio de un príncipe se funda en los hombres que lo rodean: si son capaces y fieles, podrá reputárselo por sabio, pues supo hallarlos capaces y mantenerlos fieles; pero cuando no lo son, no podrá considerarse prudente a un príncipe que el primer error que comete lo comete en esta elección”. Que Saavedra se saltó este capítulo del libro de Maquiavelo cuando hizo la lista lo demuestra que en sólo dos años hemos tenido a tres responsables de Urbanismo, dos en Hacienda y dos en el segundo puesto tras el alcalde. Saavedra ha tenido que recurrir a cuatro militantes de su partido que podía haber incluido en su lista electoral (Carmelo Padrón, Carolina Darias, Blas Trujillo y Chano Franquis).

Saavedra no pudo convencer a Blas Trujillo para que aceptara ser el hombre fuerte del nuevo gobierno. No aceptó Trujillo ser el nuevo chef en el Hotel Metropole, pero sí acompañó a Saavedra en la cocina donde se elaboró el nuevo gobierno municipal. Blas Trujillo recomendó a Chano Franquis, un hombre del partido, que conoce el ayuntamiento, que supone un enlace de la dirección local y regional con la corporación capitalina. Pero sospecho que el cambio no es suficiente. Apartando a Teresa Morales y a Rodolfo Espino el alcalde quiso dar la imagen del Príncipe que entierra el hacha de guerra y que pide a los soldados que no rompan filas, que finalicen las guerrillas. El alcalde podía haber aprovechado para reforzar concejales más jóvenes y valorados como Augusto Hidalgo o Isabel Mena, pero ha preferido dejar abierta la pregunta sobre la sucesión de su principado.Pero en la corte quedan otras figuras que el público no conoce y que hacen daño. De ellos habla Maquiavelo en el capítulo XXIII (“Cómo huir de los aduladores”): “Pues no hay otra manera de evitar la adulación que el hacer comprender a los hombres que no ofenden al decir la verdad; y resulta que, cuando todos pueden decir la verdad, faltan al respeto. Por lo tanto, un príncipe prudente debe preferir un tercer modo: rodearse de los hombres de buen juicio de su Estado, únicos a los que dará libertad para decirle la verdad, aunque en las cosas sobre las cuales sean interrogados y sólo en ellas(?)Quien no procede así se pierde por culpa de los aduladores o, si cambia a menudo de parecer, es tenido en menos”.

Dos años después de lograr una victoria rotunda, Jerónimo Saavedra no ha logrado dar la imagen de un gobernante líder, con las ideas claras. Con la terrible herencia económica y judicial que le dejó el PP, las contradicciones en temas como Guaguas Municipales o las sentencias judiciales (las que ganan los vecinos las recurre el ayuntamiento la que gana una empresa la acata después de dos meses de titubeos), han provocado una decepción en la ciudadanía que no sabemos si está a tiempo de recuperar. La remodelación no fue tan grande como se esperaba y, además, no aplicó el consejo de Maquiavelo de expulsar a los aduladores de la corte. De todas formas todo se andará, porque Saavedra comenzó el Renacimiento de su principado reuniéndose en el restaurante La Toscana (región italiana cuya capital es Florencia) para configurar el gobierno municipal que presentó este sábado. Florencia tiene el mismo número de habitantes que Las Palmas de Gran Canaria. Así que, a estas alturas, después de tantas casualidades, ya no sé si Saavedra es el Príncipe o es Maquiavelo.

Juan García Luján

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