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El fraude de las canteras y las responsabilidades políticas

Eustaquio Villalba

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Desde que las sociedades se hicieron sedentarias han tenido que asegurarse dos cuestiones básicas para la supervivencia, la primera es un suministro de agua suficiente y la otra fue, y es, el material para construir sus casas y otras dependencias. Las pirámides de Egipto o de América Central, los jardines colgantes de Babilonia, el Partenón, la basílica de San Pedro o la ciudad de Angkor Wat en Camboya, necesitaron grandes canteras de distintos tipos de rocas. Las sociedades actuales también es dependiente de las canteras para su funcionamiento, la diferencia es el volumen de la demanda y los usos que hacemos de estos materiales extraídos directamente de la naturaleza.

El auge de la construcción en España exigió una cantidad de áridos acorde con la demanda de hormigón. A finales de la década de los ochenta, cuando el consumo de cemento por habitante y año era similar al de otros paises, unos 400 Kg. la demanda de cemento se dispara en en el país ya partir de los años noventa, la curva del consumo experimenta un vertiginoso ascenso que culmina en el año 2007 con una cifras que nos sitúan en la cabeza del consumo mundial con 1350 kg. El desencadenamiento de la crisis dio lugar a un descenso brutal y, en el en el año 2012, el consumo se había desplomado a solo 280 kg/h y año. En Canarias el fenómeno fue similar y ha pasado de un consumo de casi 1000 Kg por habitante a poco más de 300 en la actualidad. La consecuencia de esta brutal caída de la demanda es que no vino acompañada de un planeamiento claro del sector. La inhibición de las instituciones es lo que ha facilitado la proliferación de las extracciones “clandestinas”. Cómo es imposible ocultar que las canteras, son ilegales se ha contado con la complicidad dolosa de las administraciones públicas. En el archipiélago tenemos significativos ejemplos -avalados por sentencias judiciales firmes- en los que los responsables de las administraciones permitieron una actividad delictiva, compraron sus producciones para abastecer la demanda de las numerosos obras públicas (muchas de ellas auténticos monumentos al despilfarro), y, por si todo ello fuera poco, no se dieron ninguna prisa en cumplir las resoluciones judiciales que ordenaban el cierre de las ilícitas extracciones. Esta asombrosa y, sobre todo, negligente manera de actuar del ayuntamiento de Güímar, el cabildo de Tenerife y el gobierno de Canarias, se ha tratado de justificar con el argumento falaz de que no podían paralizar la enorme demanda de áridos que desencadenó el boom inmobiliario, como si el estado de derecho no existiese, como si las leyes no fueran de obligado cumplimiento.

Lo malo del caso es que esta manera de actuar no es excepcional en las administraciones canarias y desgraciadamente sigue siendo la norma en el sector de áridos. El puerto de Granadilla se ha suministrado de materiales en su construcción procedente de canteras ilegales, generalmente “residuos” de otras actividades que sirven de tapadera como las de sorribas de fincas o “limpieza” de barrancos, y así lo ha reconocido el propio Observatorio Ambiental de Granadilla. El mismo método se ha utilizado para del dique de protección de San Andrés. Pero en la Ley de Minas al referirse a los aprovechamientos geológicos dice en su Artículo diecinueve. Cualquier aprovechamiento de recursos de la sección A) comprendido en el ámbito de la presente Ley, para el que no se haya obtenido la necesaria autorización, dará lugar, con independencia de las sanciones que procedan, a que la autoridad competente ordene la inmediata paralización de los trabajos. La paralización se mantendrá en tanto no haya sido legalizada la situación.

La construcción del Dique del Este en el puerto de Santa Cruz requirió en su momento una enorme cantidad de piedras para la escollera y el talud sobre el que se apoya el muelle. El material se extrajo de una zona próxima situada enfrente a la actual dársena pesquera. La cantera se denominó Los Pasitos y dejó una huella en forma de nuevo gran acantilado hecho par la actividad humana. Aunque según la normativa legal vigente en esos momentos, los concesionarios de la cantera estaban obligados a rehabilitar la zonas una vez terminaran las extracciones y no se les exigió cumplir la la Ley. En el año 2007 se presenta la propuesta de proceder a las tareas de remodelación geomorfológica, paisajística y ecológica de Los Pasitos: “Según estaba lo definido por el Plan Insular (PIOT) y , al mismo tiempo, suministrar materiales (escollera, áridos y hormigones a las obras que se están ejecutando y que necesitan materiales por se deficientes en los mismos”. Más claro el agua y, con la excusa de las restauración , estamos ante una nueva cantera que se salta las normativas legales para el sector, y pone enevidencia que la isla carece un plan claro para el sector de canteras y que sus responsables políticos han optado por la improvisación y en, consecuencia, por la arbitrariedad administrativa para beneficio de unos pocos a costa del dinero del contribuyente.

La cantera de Los Pasitos tiene previsto extraer un millón de m3 al año durante los cinco años de explotación y el sexto año de la concesión se dedica a lo que al objeto básico del proyecto, que no es otra cosa que la de rehabilitar toda la zona afectada. En el año 2014 el consumo de áridos fue de unas 300.00 m3 equivalente a una 600.000 Tm en cantera. La estimaciones para el año 2016 es de una demanda de 325.000 m3 . Si en el año 2020 se alcanza el consumo de cemento por habitante y año de 400Kg, la media de los paises desarrollados, la demanda de árido estará en torno al medio millón de m3, la mitad de los que pretende producir la “rehabilitación” de Los Pasitos al año. En la actualidad, la única cantera legal de Tenerife suministra el 50% de los áridos que demanda la fabricación de hormigones, asfaltos, materiales de construcción como las viguetas y para el mortero. (Aunque no se emplean para la fabricación de bovedillas que utilizan picón) La otras mitad proviene de suministros de instalaciones que están al margen de la normativa vigente.

Las rocas de la cantera no son todas actas para utilizarlas como áridos, en un porcentaje muy alto es material estéril que solo sirve para relleno en grandes obras marítimas y, en Santa Cruz no hay ninguna obra portuaria a medio plazo -descartado ya el proyecto de Forum Filatélico- que necesite tal volumen, de material, por lo que se plantea otro problema que no está previsto en el proyecto de rehabilitación ¿Dónde piensan almacenar esa enorme cantidad de material inservible?

Con los datos en la mano esta cantera disfrazada de restauración geomorfológica, ambiental y paisajística, es un disparate económico pues se basa en las previsiones que se hicieron cuando el crecimiento de la demanda de árido era mayor. Otra posibilidad que explicaría este desatino sería consecuente con las políticas de las instituciones canarias en este tema, y es la de tener previsto, fuera de luz y taquígrafos, prorrogar la explotación más años de los previstos en el proyecto y, así, adecuar la producción a la demanda.

Sería bueno que este periodo previo a las elecciones fuera aprovechado por los partidos políticos para que expusieran que planes tienen para un sector, imprescindible para el funcionamiento económico, y si se va a seguir permitiendo hacer canteras con el pretexto de rehabilitar. Es un derecho de los ciudadanos.

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