Una vez asegurado el carreto y el guardaespaldeo, tocaba montar el staff, lo que en cristiano viene a ser el equipillo de uno. Hacía falta una persona con conocimientos legales y acostumbrada a la tensión (alta tensión) de trabajar cerca de Suárez Gil. Así que nada mejor que Pilar Alcaide, hasta ahora secretaria general de Fedalime, para hacerla directora general de la Cámara. Será el complemento perfecto a Luis Padrón, el prudente y cualificado secretario general de la Corporación. Luego habrá de ser cubierta convenientemente una nueva presidencia, la que ha de encargarse de los asuntos de la formación, una de las actividades favoritas de la vía plateada a la que tantos sacrificios ha dedicado desde que Europa se dio cuenta de que había que echar una mano en ese terreno a Canarias. Suárez Gil pensó algo así como tres segundos y eligió como persona más adecuada para esa función dentro de la Cámara a su compañero de aventuras formativas en Telde, el ex concejal Juan Rodríguez Betancor, presidente de Fetel, la patronal teldense que lleva una temporada en el ojo del huracán por sus maneras de impartir y repartir cursos. Son los nuevos tiempos camerales que tanto están estimulando a los empresarios no adictos, que han de pagar aunque no les guste lo que ven.