La apuesta socialista por Dominica Fernández es, además, una apuesta por un nuevo estilo de hacer política. Frente a lo visto hasta ahora en Santa Brígida, con sonados y soterrados casos de corrupción, con una forma pueblerina y cutre de entender la gestión y la política, con clientelismo hasta límites insoportables y con poca credibilidad de la institución entre los ciudadanos, es necesaria la llegada de nuevas caras. Dominica Fernández y una veterana de la Corporación, Victoria Casas, de Coalición Canaria, deberían ser los rostros que cambien la imagen de ese Ayuntamiento y lo pongan en la senda del siglo XXI.