Hacía tiempo que no planteaba batalla, pero Arcadio Díaz Tejera lleva en la sangre la ambición y la vanidad en dosis suficientes como para verse obligado a hacerse trasfusiones de modo periódico. Y ahora toca. Seguramente ha escuchado en algún pasillo madrileño que el PSOE, su partido, quiere en las delegaciones del Gobierno personas con alto perfil político, con cualificación y preparación para acometer grandes retos en esta legislatura, y de modo instantáneo pensó “ésta es la mía”. Por eso se plantó el viernes en la redacción de Canarias7 y soltó la bomba.