En esa toma de posesión de Ignacio Bádenas hubo una orden directa y expresa del presidente del Gobierno al nuevo jefe de la Policía Canaria, la primera que le cursa (que sepamos): “Quiero que mi primera instrucción al jefe del Cuerpo General de la Policía Canaria sea para ordenarle que ponga todos los recursos materiales y humanos a trabajar para incrementar la seguridad en las calles, evitar el trapicheo de drogas en el entorno y accesos a los centros de enseñanza, colaborar en la protección de las mujeres víctimas de la violencia machista, ayudar a los menores y mejorar la seguridad en las zonas turísticas”. Casi nada. Deseamos a Bádenas toda la suerte del mundo para que pueda ejecutar esa orden en consonancia con la Ley de la Policía Canaria, que reduce sus funciones a la custodia de edificios y personalidades, y con los actuales efectivos con los que cuenta, cincuenta agentes que pronto serán cien.