El Niño Bravo se tuvo que poner rapidito a negociar con los altos funcionarios del Ayuntamiento de Santa Brígida porque la cosa se puso bastante peluda. De prosperar las peticiones de los recurrentes y dadas las anomalías de contratación que rigen en esta y en otras administraciones locales, el alcalde se hubiera visto obligado a despedir a su asesora legal de la alcaldía, además de a otro asesor de su grupo de gobierno, Los Verdes. Pero esa decisión de ceder ante unos y mantenerse en sus trece ante el resto le ha granjeado de nuevo la enemistad de los trabajadores y una nueva mancha en su pulcro expediente de talante y tal.