Josemari cometió un error de bulto al dejarse llevar por la desesperación que encontró en su querido PP canario, acorralado por los últimos acontecimientos y desesperado por demostrar a la dirección nacional que lo que le ha pasado es fruto de su obediencia a las órdenes de Génova de ataque masivo al talante. Aznar almorzó este lunes con Soria, Luzardo, Larry y algunos peperos más, y terminó poniéndose la pulsera verde de apoyo a La Gran Marina, ignorante a esas alturas de nuestro reportaje sobre la ilegalidad de la iniciativa. No de la operación-pelotazo del istmo, que debería conocer gracias al dictamen del Consejo de Estado, del que forma parte gracias a un desafortunado decreto de Zapatero, sino de la propia pulsera, que chafa una campaña de la Asociación contra el Cáncer, como quedó dicho ayer.