Hubo una respuesta de Soria que puede haber sido la que, puesta en relación con los documentos presentados y la declaración de Natalia Vaquero, llevó a la fiscal a dar por probados los hechos, es decir, a confirmar que el ex vicepresidente dijo lo que dijo. Porque a la pregunta de la representante del ministerio público si recordaba haber pronunciado en algún momento de su conversación con la periodista las palabras “baja”, “depresión” y “playa”, Soria respondió con un lacónico “no lo recuerdo”. La periodista estaba segura de que sí las pronunció y que cuando las escuchó cambió de tema no fuera a ser que el autor de la frase se arrepintiera y le chafara el titular. En resumidas cuentas, Soria no será condenado por esta demanda por una cuestión técnica, la falta de legitimación de los demandantes, pero una vez más han quedado probados los hechos que lo llevaron hasta ese juzgado. Como quedó probado que viajó de gorra en jet privado a Salzburgo y a la pesca del salmón, que vivió de igual vergonzosa manera en un chalet del empresario Javier Esquivel, que presionó a una empresa para que no recurriera el caso Isolux, que compró La Favorita por casi el triple de lo que debía haberlo hecho o que propició que la ciudad de Las Palmas se enfrente a un agujero negro financiero por culpa de su cabeza loca. Del Canódromo y sus derivaciones seguiremos informando.