Soria no habló este jueves, al menos que nosotros tengamos detectado. Se escondió debajo de una mesa camilla con la Wikipedia en su tableta repasando la convención de 1884 en Washington que impuso como meridiano cero el que conocemos como meridiano de Greenwich (Grinich, en la intimidad) en sustitución del que pasaba hasta entonces por Orchilla, en El Hierro. Un lector, de nombre Sir Archibald Bradley, lo resumía en un comentario de manera palmaria: “(?) Como la tierra es ”redonda“, verás que un arco que una el Polo Norte con el Polo Sur pasando por ”Grinish“ (también llamado ”Meridiano“) no pasa por Canarias ni de coña. Es el problema de que la tierra sea redonda, que es más ”gordita“ cuanto más cerca estás del Ecuador” (nos saltamos otras apreciaciones hacia el ministro porque esta sección es muy recatada). Con Soria fuera de combate, tocó a los hermanos Hernández Bento salir a dar la cara ante la contundencia del informe del comité científico del programa MaB (Hombre y Biosfera, en versión española) que alerta sobre las consecuencias que pueden tener para Canarias las prospecciones autorizadas a Repsol y un potencial vertido de hidrocarburos. Primero lo intentó con escaso éxito Enrique Hernández Bento, subsecretario soriano, llamando a la agencia EFE la noche de autos para asegurar que tal informe no es de la Unesco, “ni de su delegación española”, sino el resultado de un encargo del Cabildo de Lanzarote. Y se quedó tan pancho. Eso sí, quizás producto del cansancio y de la frustración, el señor Hernández Bento cometió dos errores: acabar reconociendo que se trataba de un trabajo del comité científico del programa MaB de España (es decir, un posicionamiento científico) y que sus conclusiones son obvias: “que un hipotético vertido de petróleo tiene consecuencias sobre el medio ambiente”. No está mal para quien defiende a Repsol y la explotación petrolífera con tanta y tan ciega pasión.