El caso es que los federativos contaban con el documento que la Guardia Civil les pedía, pero se lo habían olvidado en las oficinas. Así que aseguraron a los agentes que, al día siguiente, podrían presentarlo donde estimaran oportuno. Pero no, los de la benemérita medioambiental fueron inflexibles (raro, porque, hasta sus colegas de tráfico, si te trincan conduciendo sin carné, te dan veinticuatro horas para demostrar que lo tienes). La competición no tuvo que ser suspendida porque ya estaba finalizando, pero los del Seprona se incautaron de todas las piezas obtenidas durante la agotadora jornada de cacería. Nada que objetar si de lo que se trata es de la ley, pero sí algo que preguntar. Cuando se realiza ese tipo de actuaciones y se queda con un montón de manjares culinarios el Seprona, ¿facilita alguna nota al respecto a los medios informativos en la que se especifique el destino final de esos bichitos tan sabrosos si se preparan sabiamente en salmorejo o estofados? Sería bueno conocer tal destino, no vaya a ser que aparezca alguien contando lo mismo que sucedió con los motores de las pateras en Fuerteventura.