La generosidad de don Pepito le llevó esta semana a mostrar a sus lectores la identidad de dos de sus fuentes de inspiración, dos novelistas: Frederick Forsyth y Blasco Ibáñez, de los que entresacó, para la instrucción de la vecindad, frases que seguramente han marcado al ilustre editorialista independentista. Del autor británico, célebre por indiscutibles best sellers, regaló a la parroquia una cita de su novela Vengador (2003), en la que, al parecer, un personaje dice a otro que “nacionalismo e independencia es lo mismo”. Una fascinante reflexión que, la verdad, nunca se nos había ocurrido encontrar en una novela de ficción. Pero nos lo haremos mirar. La frase la aplicó don José a Ana Oramas, la diputada que se dejó entrevistar por El Día tras una amplia cuarentena en la que ha sufrido los más rastreros insultos por parte del editor. A Oramas le reprocha el dueño del periódico que no se plante en Madrid a pedir la independencia de Canarias y, acto seguido, proponga que Rodríguez Ramírez sea el primer presidente de la república resultante. La atribución que don Pepito hace al valenciano Blasco Ibáñez es algo más inquietante y nos muestra qué desamparados estábamos en cuanto a cultura general. Porque don José se aferra a don Vicente para tomar de él su versión novelada de los cuatro jinetes del Apocalipsis, quizás porque le venía mal la mucho más evangélica. Y todo, para poder echarle un rapapolvo de los suyos a Paulino Rivero: “De los cuatro jinetes del Apocalipsis de Blasco Ibáñez (la guerra, la muerte, el hambre y la peste), solo nos queda por padecer la peste, pero llegará en forma de enfermedades que, aun siendo curables, no tienen solución porque no hay forma de tratarlas al estar el Gobierno regional cerrando quirófanos por falta de recursos”. ¿Y la guerra, Pepe?