El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
Como las bodas, oiga
Han querido dar tanto rango de Estado a la reapertura del Galdós que se les ha ido la mano del todo. Calificar el acto de “acontecimiento de lujo” viene a equivaler directamente a que de él participarán exclusivamente las mil y pico personas elegidas con un criterio muy concreto, según las crónicas: “para conformar una representación de los diferentes sectores de la sociedad”. Siendo así, y a tenor de lo que diariamente vemos en las plazas, calles, comercios, ascensores, parques, jardines y pasos de peatones, debemos entender que el proceso de selección alcanza a los fijos discontinuos del parque de Santa Catalina, a los bomberos, al gremio de peluqueras, a los de la vela latina, los inmigrantes, los estudiantes... Y como en toda boda que se precie, dos niveles: los que están invitados para ir sólo a la iglesia y los que, además, pueden ir al condumio. Con pantalla gigante, eso sí. Tiene que ser frustante ver en la tele el besamanos y no poder postrarse.
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