Que los Presupuestos regionales son inmensamente mejorables a nadie se le escapa, incluso es supinamente mejorable y hasta exigible su eliminación total actitudes despóticas como las sufridas en los ultimos días en cierto organismo autonómico que todavía arrastra el lastre de los años de conchabeo entre CC y PP, a cuenta del fallido e ilegal concurso de ambulancias de 2008. De eso ya le hablaremos con todos los datos encima de la mesa, pero lo que ahora está, encima de la mesa, es la carta de Bravo, en la que cuenta la realidad que le viene mejor para colocarse al frente del victimismo y lanzar la ofensiva electoralista que se le ve venir desde ya hace un tiempo. Enarbola Bravo, aparte del espantajo del insularismo ramplón, las 50.000 firmas de su campaña Por Gran Canaria. Sí podemos, pero a poco se analice la campaña, que ha costado una pasta del erario público como la carta publicada en el papel este domingo, es fácil concluir que firmar una campaña para mejorar todas las condiciones de vida imaginables en Gran Canaria no produce rechazo en la calle, todo lo contrario, pero ese efecto pantalla sin un análisis más real de los modos de producción que padece la isla redonda y, sobre todo, la gestión de sus recursos públicos, llevaría a más de un firmante a preguntarse qué es lo que ha hecho este Cabildo por la isla aparte de institucionalizar el transfuguismo político, vivir de lo de siempre con la obra del pabellón de Siete Palmas y perder partidas para políticas activas de Empleo juvenil, tan acuciantes como la realidad misma del paro y la economía sumergida. Olvida Bravo quién es el verdadero ManosTijeras: se llama Mariano y preside su propio partido.