Empiezan a sentirse en algunos despachos las calamitosas consecuencias que para algunos ex altos cargos del PP canario ha tenido la inesperada y abrupta ruptura del pacto con los nacionalistas. Ya saben que se cuentan por decenas los damnificados por la espantada soriana que se las prometían muy felices estos últimos meses y ahora buscan afanosamente un reenganche del que asirse hasta ver qué va a pasar después de mayo. Los que peor lo llevan son los que se han ido al paro directamente, pero también hay algunos con empleo asegurado que quieren ver qué tipo de tajada pueden sacar de su paso por la administración autonómica. Son los casos, por ejemplo, de Rita Martín y Rosa Rodríguez. La primera pelea rabiosamente por que desde la Consejería de Turismo le certifiquen los servicios prestados a ver si su puesto de administrativa en el Patronato de Turismo de Lanzarote alcanza el ansiado nivel 30. Ya le han contestado que no, que se vaya conformando con el 20 y a pulpiar. La Rodríguez, por su parte, se tira de los pelos porque abandonó su escaño de diputada para seguir al señorito a la Viceconsejería de Hacienda y ahora pregunta en el Parlamento si aquello computa. También le han contestado que no, que otra vez será.