Ni siquiera tiene Teresa Cruz acreditada fama de buena profesional allí donde ha ejercido dentro de lo público (que en lo privado ni nos interesa, la verdad). Su reciente paso por la Consejería de Sanidad ha sido verdaderamente calamitoso, con una pésima gestión de todos los conflictos que tiene abiertos ese departamento gubernamental y con un trato a los profesionales de la casa digno de una denuncia ante la jurisdicción laboral. Los directores de los medios de comunicación (a excepción de este periódico) han acabado hartos de sus malos modales y de su atolondrada teoría según la cual el caldo de cultivo para la actual contestación social contra la Consejería de Sanidad responde a la afiliación progresista, quizás roja, de los periodistas que se ocupan de esta especialidad informativa. Deseamos mucha suerte a los compañeros que compartan con ella tareas en la radio pública canaria, si es que es capaz de sacarla adelante Juan Carlos Mateu con una compañía tan poco recomendable.