Tiene razón Paulino Rivero cuando se queja de que el PSOE ve la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio. Ya saben que el presidente canario se ha ido estos días de campaña a Venezuela por el muy enmascarado método de la visita de carácter institucional. Feo. Pero también es cierto que no ha sido Paulino Rivero el inventor de práctica tan chusca, consistente en hacer proselitismo partidista con dinero de todos. Las hemerotecas están plagadas de ejemplos, desde Román Rodríguez en marzo de 2000, pocos días antes de unas Generales, hasta hace poquísimos días el ministro Caldera, que estuvo de visita oficial en Argentina y Uruguay dando mítines por doquier. Por cierto, que a su regreso y para que no quedara duda alguna de las motivaciones del viaje, el Consejo de Ministros del viernes aprobó la regulación del Consejo General de la Ciudadanía Española en el Exterior, donde por primera vez estarán representadas las comunidades autónomas, de modo que haya chocolate para todos. Lo dicho, que Rivero sigue, a día de hoy, siendo un aprendiz.