Y la tercerita de tan aciaga jornada. El alcalde de Las Palmas de Gran Canaria, Juan José Cardona, ha impuesto a su cuñada como gerente del Órgano Municipal de Limpieza en un proceso de contratación que ha tenido los reparos nada menos que de la secretaria general y del interventor de la Corporación (ya ven, los técnicos, cuando sean afines a la causa y estén de acuerdo). Cristina Reyes, de todos conocida por su paso por el Ayuntamiento como concejal, por el Cabildo como consejera y por la empresa pública Proexca como desastrosa gerente, ha sido la elegida por su cuñado para controlar la parte administrativa de las adjudicaciones de la limpieza. Y tiren porque les toca. La señora, que abandona el puesto de gerente del Club de Golf El Cortijo con un amplio y sincero agradecimiento por los servicios prestados, ganará la módica cantidad de 60.000 euros al año. Pero la noticia ha estado en el modo con que el PP se ha saltado la reglamentación de contratación a la torera, lo que motivó esos reparos de los dos altos funcionarios municipales. No se hizo convocatoria en el BOP, no se hizo pública y libre concurrencia, invitaron a unos cuantos a presentarse y, tras valorar los currículos, la presidenta del órgano de Limpieza, la concejal del PP Carmen Guerra, llevó este martes el asunto en el capítulo de urgencia al consejo de administración. Curiosamente la señora Guerra no hizo la propuesta de nombramiento, como es habitual cuando se llega con una terna a ese órgano, ni permitió que se pronunciara la secretaria general, como pedía la oposición. Guerra remitió el nombramiento a la alcaldía. Y la alcaldía nombró. Para que quedara constancia de quién hacía la alcaldada.