Nueva entrega de las cosas que nos llegan y que están pasando en la Autoridad Portuaria de Las Palmas, donde la histeria y el afán por ejecutar los encargos están causando estragos. Ya saben que la consigna es contentar a los empresarios amigos, obedecer a Mauricio y conseguir el favor editorial del periódico que el camarada cuida tanto ahora. Mientras llega el cambio, que tardará lo suyo salvo que destituyan fulminantemente a Arnáiz por alguna ilegalidad detectada y actualmente en fase de estudio, la Autoridad Portuaria está tramitando curiosas concesiones. Por ejemplo, concesión en primera fila de Arinaga para materiales de construcción y tramitación, a la par, de la dársena pesquera de La Luz -aunque siga llena de pescadores y empresas- para puerto deportivo a los empresarios amigos, por si lo de las torres no sale. Es la nueva modalidad que los observadores internos atribuyen a alguien con apellido quijotesco, que defiende la otorgación de concesiones, sin concurso previo, con cosas y actividades en su interior y sin que expiren los derechos vivos, a la vez que se otorgan concesiones en suelo portuario que todavía no se ha creado.