El político más mencionado por Paulino Rivero en su reunión con los directores de medios en Las Palmas de Gran Canaria fue el ministro de Fomento, al que siempre llamó Pepe Blanco. De él resaltó su carácter eminentemente político frente a la visión tecnócrata que pueden haber tenido sus antecesores. En base a esa cualidad, Rivero aplaudió la audacia y la valentía del titular de Fomento para promover el decreto-ley que deja en manos de ese ministerio el control del tráfico aéreo, apartándolo de los polémicos controladores. Rivero llegó a admitir que actuó con absoluta complicidad con Pepe Blanco en toda la gestación de ese decreto ante la sensibilidad que existe en Canarias con ese asunto, una vez se han producido graves perjuicios a los usuarios de los aeropuertos de las islas y el consiguiente deterioro de la imagen turística del Archipiélago.