Fue llegar el PP al gobierno municipal y empezar a subir el solar de Pavía como un suflé. Del uso deportivo, el Ayuntamiento lo pasó a residencial en 2000, después de haber pasado el equipamiento que reclamaban los vecinos a la vieja fábrica de luz de la Cícer, propiedad de Unelco-Endesa. Para compensar a la eléctrica, otro caramelo marca de la casa: las oficinas anexas al rascacielos Woermann. Y así, todos contentos: uso residencial para una parcela golosa propiedad municipal, los vecinos con su Cícer (ocho años después, todavía sin ejecutar), y Unelco en las oficinas más apetecibles de la ciudad. Entre bambalinas, la familia Reyes frotándose las manos al ver cómo se le abría la puerta para reclamar la reversión ante un incumplimiento que producía el Ayuntamiento. Una carambola perfecta.