La salida de pata de banco del equipo de Juan José Cardona no puede ser más lamentable. La oposición, compuesta por el PSC, Compromiso y Nueva Canarias, le ha reclamado la misma proporción hasta ahora aplicada en el reparto de concejales liberados: tres para el PSC (nueve concejales) y uno para cada uno de los otros dos partidos, ambos con dos concejales electos. La respuesta del PP ha sido que vale, que pueden tener todos los liberados que quieran, pero sólo cuatro sueldos y que se los repartan como quieran. Es decir, que si quieren cinco concejales liberados, que se divida por esa cifra el salario de cuatro, que es lo que está presupuestado y punto. Es muy recurrente ampararse en estos momentos en la obligada austeridad y el recorte de gastos, pero no debería ser en la representación ciudadana, y mucho menos en la que ha de ostentar la fiscalización de la tarea de gobierno, esa reducción. Porque lo políticamente y periodísticamente automático será conocer todos los salarios de los dieciséis concejales del grupo de gobierno más los de liberados, asesores, asesores de los asesores y asimilados que pronto engrosarán la lista correspondiente del grupo de gobierno.