Tenemos que dar por entendido que muchas de las llamadas que este fin de semana recibió en su teléfono móvil Mari Mar Julios, la vicepresidenta y previsible consejera de Sanidad del Gobierno de don Adán Martín, eran de felicitación. Es natural: la gente quiere estar siempre a bien con el poder, y repartir poder será, sin duda, una de las principales armas que seguirá utilizando ATI para chinchar a sus adversarios de Coalición Canaria. Pero nos cuentan, además, que la señora Julios recibió también infinidad de llamadas de reprobación e incluso bordeando el insulto. Y sin bordearlo en plan borde. Procedían de compañeros de Ican, los mismos que han estado codo con codo con ella estos años en los que ha pasado de la nada al casi todo. Las más fatalistas de las conversaciones le advertían de lo mal que lo va a pasar políticamente una vez pruebe las mieles del poder y descubra que con Mauricio no se puede ir muy lejos. Por cierto, la palabra traidora también sonó.