Poco a poco nos vamos enterando de los suculentos pormenores de las operaciones que hace la alcaldesa de Las Palmas de Gran Canaria. La que parecía una gran adquisición en El Confital se va tornando compleja y atravesada, quizá porque alguien no midió bien todos los aspectos ni estudió el historial completo de los solares con los que compensar. Luego está lo de la valoración de la pieza adquirida en El Confital que, como hemos dicho aquí, no es primera línea de mar, y hay sentencia firme que así lo acredita. El precio, fijado por el abogado de los vendedores, Carmelo Padrón, lo estudiaron los funcionarios municipales y les pareció correcto. Luego vinieron las compensaciones, y ahí es donde entra la oficina técnica y su especial modo de pagar al peso. Del primer solar para esa compensación ya sabemos que ha venido con bicho, y de ese bicho ha salido un recurso de unos propietarios de los que nadie al parecer se acordaba. O casi nadie, lo cual es más grave aún.