El editorial de don Pepito va un poco más lejos y reclama una reforma de la Justicia, no para que sea más ágil, no para que persiga las filtraciones de los sumarios como exige en su artículo Ignacio González. Lo que quiere el insigne editor es que la justicia sea canaria, “emanada de nuestras propias leyes, como le ocurre a cualquier nación libre y soberana” (sic). También el dueño del periódico abunda en las tesis de la gran conspiración, como si se hubieran puesto de acuerdo todos: “Una burda maniobra ejecutada desde Las Palmas mediante denuncias interesadas que han puesto en marcha un proceso judicial para que Santa Cruz siga sin contar con la playa que le corresponde. No le ha servido a la prensa canariona que todos los imputados por el delito de cohecho hayan sido exonerados por la juez instructora del caso. Tanto es el afán en la tercera isla por acabar con Tenerife, que se sigue insistiendo en este asunto”. Por supuesto, el gran culpable de todo vuelve a ser para El Día el presidente del Gobierno, Paulino Rivero, al que tilda de “mago”, “necio”, “torpe”, “cínico”, “déspota”... para acabar nuevamente reclamando para él y para su esposa, a la que llama “la caudilla”, su “desaparición del escenario político instantáneamente”. Ea, así, como el Colacao.