Ya se sabe que a quien buen árbol se arrima, buena sombra le cobija. Y Arnáiz decidió enfrentarse a las preguntas de los diputados (tampoco en esta ocasión apareció Soria) con el asesoramiento de este pedazo de abogado que, por perder, hasta pierde los pleitos que él mismo plantea y en los que él mismo se defiende. Casi todas las preguntas formuladas iban seguidas de un cuchicheo, el que protagonizaba el dúo de comparecientes, antes de que el ex contestase. Al final, como no podía ser de otro modo, Arnáiz incurrió en contradicciones, aseguró que todas sus decisiones venían avaladas por informes jurídicos (los de Cervantes, que son de una solidez faraónica) y que el que quiera buscarle las cosquillas no se las va a encontrar. El PP, desde luego, este martes no se las buscó lo más mínimo, estaría bueno.