Nos tenemos que descubrir ante el alcalde de Las Palmas, y les podemos garantizar que esta vez va absolutamente en serio. Le reprocharán que no sepa bailar rock'n roll, que tenga menos cintura que una aceituna con pipa, o escaso salero. Pero nadie puede negar que ha conseguido, con ese par de movimientos sinuosos, esa manera de retocarse el tupé y ese pedazo de disfraz de Elvis, más promoción para el Carnaval de la ciudad que todos los esfuerzos económicos (justificados o injustificados) que ha hecho Josefa Luzardo en los últimos meses. Lo hemos visto en El País, en El Mundo, en los telediarios... Y si encima se confirma que el disfraz no lo pagó el Ayuntamiento, imagínense qué chollo de alcalde tenemos para promocionar el Carnaval, sin campanadas y fitures. Que se piense lo de irse al Cabildo, porfa.