El autor del serial contra Casa África no es otro que el subdirector de Canarias7, José Mujica, convertido de un tiempo a esta parte en experto en temas africanos, bien por sí mismo o bien en sociedad de gananciales. Hasta hace muy poco era un ferviente defensor de Casa África, pero su cambio de actitud coincidió, casualmente, con la decisión de la entidad, dependiente del Ministerio de Asuntos Exteriores del Gobierno de España, de no continuar financiando la sección que sobre el continente escribe cada sábado en el diario de El Sebadal. Cosas de la crisis, sospechamos. El cierre del grifo debió acrecentar sobremanera la ira del periodista, que ya venía mosqueado desde que le dijeron en Casa África que les era imposible contratar a su señora esposa de él, la también cronista africana Nadia Jiménez. Si esas paredes del edificio de Alfonso XIII pudieran hablar, probablemente reproducirían suculentas conversaciones con cónsules de carrera y honorarios (conocidos empresarios locales) que advierten sobre los perversos efectos de no ceder a las pretensiones comerciales del escribidor. Un ex representante diplomático de Marruecos cuenta alarmado cómo la falta de financiación obró el milagro de que los artículos pro-marroquíes se tornaran pro-Polisario sin periodo de descompresión de ningún tipo. Y sin vergüenza torera, por supuesto.