La investigación del diario marroquí Al Sabah, recogida en el libro El 2007 visto por los árabes, de Pedro Rojo y que recoge este fin de semana nuestro periódico, revela cómo los habitantes de Dajla están acostumbrados a pasar cerca de un pequeño hueco en el muro del campo polideportivo donde están detenidos los emigrantes. Cuando se acercan al hueco, los emigrantes africanos empiezan a llamarles y a sacar sus manos sucesivamente por el hueco para recibir limosna. Luego les agradecen en árabe con acento africano “gracias por la limosna”, antes de retirarse con tranquilidad y dar aquellos dirhams a los soldados para que les compren cigarrillos o comida. Los emigrantes pasan su día a día paseándose en el polideportivo. Algunos intentaron escaparse porque se niegan a volver a sus países después de haberse pasado meses viajando hasta llegar a Dajla para emigrar a Las Palmas.