La dirigencia del PP está orgullosísima de su líder y de las propuestas que empieza a desvelar en esta precampaña tan presuntamente triunfal. La euforia -que ya se sabe cómo es de traicionera cuando de verdad se pone a traicionar- no ha permitido hacer ver a algunos que determinadas propuestas del taller de Mariano Rajoy son tan difíciles de cumplir que automáticamente se convierten en una quimera. O, más más en concreto aún, algunas de las propuestas por ahora conocidas no las están cumpliendo los líderes del partido que tienen mando en alguna institución, bien sea local o bien sea autonómica. Este domingo tocó conocer las promesas marianas referidas a la “reforma del sector público”. Vamos a tratar de explicarlas someramente y a poner ejemplos prácticos del tamaño de reto que se ha propuesto el presidente in péctore de la nación española. Los responsables públicos tienen que cumplir a rajatabla la Ley de Estabilidad Presupuestaria, y a tal fin, “reforzaremos los controles previos y endureceremos las responsabilidades exigibles para garantizar que los gestores nunca asumirán compromisos de gasto sin respaldo presupuestario”. No les vamos a traer a colación a Gallardón, Camps o Valcarcel, líderes mundiales en endeudamiento. Vayamos a algo más sencillito, la bandera de la Fuente Luminosa: fue colocada en 2006 sin asignación presupuestaria y reizada en 2011 en las mismas circunstancias.