Desde que el PP fue desalojado del poder por las urnas, no ha habido día en que alguno de sus dirigentes, tanto nacionales como locales, haya dejado de acusar a ZP y al PSOE de haber ganado las elecciones con trampas, de odiar a los canarios por no haber aquí un Gobierno socialista, de tener un presidente inútil, bamby, flojo, pusilánime, huidizo, traidor, antipatriota, divisionista, vendido... y hasta terrorista. En Canarias, de toda la vida hemos escuchado a líderes muy monos del PP insultar a adversarios homosexuales con supuestas pérdidas de aceite, descalificar con desafortunadas alusiones personales a los gin-tonics, perseguir a desafectos al régimen, expulsar a los adversarios políticos de los órganos de control democráticos, negar información a los representantes de los ciudadanos pertenecientes a otras opciones políticas... Y, a cambio, ¿qué ha obtenido el PP de esos adversarios?