Sin ánimo de ponernos flamencos, debemos recordar humildemente a la señora alcaldesa que no fue ella precisamente la que desmontó la operación de otorgar a los cuatro empresarios amigos el negociete del istmo sin pasar por un concurso, aunque fuera amañado. Fuimos nosotros quienes lo descubrimos y lo publicamos, y fue a nosotros a los que cayó todo el peso de la crítica, el insulto y el desprecio por haberlo hecho. Luego, cuando fue un clamor, lo publicó La Provincia, y los empresarios tuvieron que emitir un comunicado desmintiéndolo. Fue a partir de ese momento cuando el trío del istmo, Pepe, Pepa, Pepe, más el de los grilletes, cuando empezaron a decir que todo se haría con mucha transparencia, y tal y cual.