Tienen a su disposición en el periódico la crónica desapasionada y aséptica de nuestra compañera Belén Molina, presente en la sala de vistas, por lo que aquí preferimos limitarnos a una descripción algo más ligera de una sesión que jamás debió celebrarse, como muy bien resaltó el abogado del director de CANARIAS AHORA, Luis Val, que en sus conclusiones dijo que la demanda es “una tomadura de pelo a la Justicia”. En efecto, acusar a alguien de pretendidas ofensas proferidas históricamente por todo el mundo, pero acuñadas por uno de sus más estrechos colaboradores, rechinó hasta a la fiscal, que pidió la desestimación de las pretensiones de don José por los mismos motivos que la defensa del demandado. Una demanda que el propio editorialista daba por perdida dos días antes del juicio en un editorial que sacó a colación Luis Val y que al juez le interesó bastante. En él, don Pepito vaticinaba que la sentencia en su contra ya estaría “medio redactada” 48 horas antes de celebrarse la vista. “Era una suposición, señoría, no lo afirmé tajantemente”, se excusaba como podía el patriota canario. También interesaron mucho al juez las múltiples distinciones de las que presumió mucho el dueño de El Día, hasta el punto de preguntarle expresamente por las que se refieren a su profesión periodística. Don Pepito hizo un poco de memoria, pero no recordaba ninguna de esa naturaleza, una lástima. Y eso que es director “casi desde que nací”, según proclamó durante la vista.