Proponemos otra calle para don Pepito. O mejor, una avenida, la de Anaga, por ejemplo. Porque jamás la isla de Tenerife, qué decimos, jamás el conjunto de las Islas Canarias van a poder contar entre sus ciudadanos a un personaje con tanta proyección mundial, con tantos récords y con tantos registros en los anales del periodismo de alta calidad. El propietario, director, editor y prolífico editorialista de El Día, don José Rodríguez Ramírez, sumó a su larga lista de méritos solemnes el pronunciamiento en su contra que este jueves hizo el presidente del Gobierno de Canarias, Paulino Rivero. Resulta un hecho sin precedentes que todo un jefe de un Ejecutivo convoque una rueda de prensa para desmontar una a una todas las falacias vertidas en las últimas semanas por el periódico El Día en relación a los famosos papeles de México, que se han demostrado falsos de toda falsedad. O al menos así lo ha conseguido demostrar el presidente sin ninguna refutación de similar contundencia por la otra parte. Don Pepito acumula este dudoso mérito de este jueves a la reprobación de su línea editorial proclamada por el Parlamento de Canarias el 24 de septiembre de 2004, cuando la Cámara le afeó su posicionamiento xenófobo y de insultos constantes a Gran Canaria y a los grancanarios. Pero ha habido más llamadas al orden: el Consejo General del Poder Judicial amparó en noviembre pasado a la magistrada María Victoria Rosell frente a los continuos ataques contra su independencia proferidos desde los editoriales de El Día y desde las columnas de los amanuenses de cabecera de don Pepito, Ricardo Peytaví y Andrés Chaves.