Lo peor que le pudo pasar a Mercedes Roldós y a su equipo cutre de agitación y propaganda fue enfrentarse con Laura Martín. La subdelegada del Gobierno evitó el escándalo institucional y accedió a abandonar el hospital cuando una periodista de Sanidad se lo pidió. Pero nadie logró en ningún momento hacerle la pirula en una instalación pública que la subdelegada conoce casi como su casa. No en vano, Laura Martín es funcionaria de la Comunidad Autónoma, y como tal estuvo en el nacimiento del Servicio Canario de Salud y en todos los trabajos preparatorios y de construcción del hospital Doctor Negrín. Así que cuando le dijeron los chaquetas verdes “venga usted por aquí”, ella dijo, “espera, mi niña, que por aquí se llega antes”. Pretendían mandarla a hacer puñetas y salieron trasquilados.