A los agentes de la Guardia Civil llamó mucho la atención que el empresario Luis Lleó, uno de los encartados en la operación Unión, dejara de repente de usar los tres teléfonos calientes con los que operaba. A su sospechoso mutismo se sumó el de su compinche Fernando Becerra, que enmudeció a través de su teléfono desde el 2 de marzo. La UCO indagó y descubrió el motivo: un funcionario de un juzgado distinto al que instruye la causa, concretamente perteneciente al de Instrucción 8 de Arrecife, notificó por error a Lleó el 19 de febrero de 2009 que otro sumario por el que está encausado en ese juzgado mantenía su condición de secreto. De ese modo se enteró este empresario de que tenía una causa abierta, pero ignoraba la otra, la de la operación Unión. Los agentes de la UCO volvieron a escucharle, gracias a Sintel, casi a finales de abril. Los resultados están aflorando ahora con todo lujo de detalle.